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«No es necesario que en cada novela se produzca un crimen»

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Per Olv Enquist

Escritor

Considerado como uno de los más importantes novelistas escandinavos, el escritor sueco Per Olv Enquist además es guionista de televisión y cine (a él se debe «Pelle, el conquistador», galardonada en su día con el Óscar a la mejor película de habla no inglesa). Autor de novelas como «La visita del médico de cámara», está especializado en novela histórica y acaba de publicar su autobiografía.

Igor GEDILAGHINE-AFP | ESTOCOLMO

Los países nórdicos son los invitados de honor del Salón del Libro de París que arranca el próximo viernes. Uno de sus autores más conocidos internacionalmente, el sueco Per Olov Enquist, analiza una literatura que considera «demasiado volcada en el género policíaco».

¿Cuál es, a su entender, la característica principal de la novela escandinava?

La base es la tradición de las sagas islandesas, que narran terribles historias de crímenes (poemas anónimos sobre hechos heróicos fechados entre los siglos X y XI). Esta tradición oral está más enraizada en los países escandinavos que en el resto de Europa, aunque la lectura también es muy importante entre nosotros. Se puede pensar que el hecho de escribir en una lengua minoritaria resulta un hándicap, aunque no estoy de acuerdo. ¡Es una buena oportunidad para ser traducido! Además, la sueca es un lengua muy hermosa, llena de matices. A eso se añade que tengo un pasado muy religioso y tengo a mi disposición matices bíblicos, mi dialecto (su región de origen es Västerbotten, al norte) y el sueco: puedo viajar entre estos tres niveles semánticos. Eso me gusta mucho.

En la actualidad, la novela negra nórdica está de moda. ¿Es una buena manera de conocer la literatura de la zona?

Espero que también se lea algo más... Pero no estoy celoso de la novela negra. Al menos, la gente lee. En este mundo de televisión y ordenadores, es importante que la gente lea. Da igual que sea mierda o buenos libros.

¿El Salón de París servirá para algo?

Hace algunos años, todo el mundo leía novelas latinoamericanas y ahora la gente empieza a leer sobre Suecia... ¡Pero no es necesario que se produzca un crimen en cada novela! La gente lee que en cada pueblo, cada ciudad, hay un montón de psicópatas criminales, que el Mal está en todas partes en Suecia. Pero no se leen más que unos pocos libros sobre la Suecia normal, sobre un experimento social de gran éxito llamado Suecia.

Incluso usted no describe esa Suecia idílica. ¿La literatura es una buena manera de retratar el lado oscuro del país?

«Los legionarios» (de 1968, novela sobre la restitución a las autoridades soviéticas en 1946 de los prisioneros militares detenidos en Suecia) es una forma interesante de mirar al país desde un punto de vista crítico. ¿Además, no se trata de un thriller? Un investigador que intenta descubrir la verdad de una historia traumática... ¡Sería uno de las primeras novelas policíacas suecas!

¿Su autobiografía, «Otra Vida» (publicada por la editorial Actes Sud, en francés; todavía no ha sido traducida al castellano), es una terapia o una confesión?

¡No tengo que confesarme ante nadie! No creo que sea ni lo uno ni lo otro; sólo quería contar una historia. Lo más terrible para un escritor no es escribir, sino no escribir. Aquel fue un período en mi vida que ya ha pasado y del que me alegro de poder hablar. Hace mucho dije que no escribiría una palabra al respecto, pero, de pronto, empecé y ya no pude parar.

Las múltiples vidas de un gigante

En una vida, Per Olov Enquist fue un niño maltratado, un deportista de alto nivel, el periodista testigo de grandes acontecimientos, un hombre depresivo y devastado por el alcohol; pero en otra vida, la que realmente cuenta a sus ojos, es un escritor: un gigante de la literatura sueca. A sus vigorosos 76 años saborea «Otra vida», título de su última novela autobiográfica,. «Los últimos veinte años han sido fantásticos. He escrito muchos libros, más que en el resto de mi vida», asegura este hombre nacido en 1934 en Hjoggböle, en el extremo norte de Suecia, y que publicó su primera novela, «Kristallögat», en 1961.

Gracia a la escritura escapó del terrible «agujero negro» en el que estuvo metido sus primeros 56 años. «Creo que toda mi vida he querido ser un escritor y nunca me di por vencido. No fue fácil sobrevivir...». En su apartamento de Estocolmo, una pared entera está oculta bajo sus libros, traducidos al sueco, inglés, ruso... «Esta es mi colección egocéntrica- dice-. Cada vez que pierdo la moral porque no puedo escribir, la miro y me digo ¡este muro tiene 7 metros de largo. Así que he hecho algo en mi vida y puedo morir tranquilo!». Páginas y más páginas en las que ausculta la historia, la suya o la del mundo, en títulos como «El ángel caído» (1985) o la multipremiada «La visita del médico de cámara» (1999), novela histórica ambientada en un pasaje desconocido de la historia danesa del siglo XVIII.

Acaba de terminar su autobiografía, escrita en tercera persona. «Otra Vida» sólo abarca la primera parte de su existencia, hasta su «renacimiento» en 1990. Deja atrás el recuerdo de tener que dormir en la cama destinada a su hermano muerto, la ausencia de un padre que falleció cuando él tenía un año, de una madre que le empujaba a inventar pecados que confesar. También traza una línea sobre su pasado como saltador de altura, que casi se clasificó para los Juegos Olímpicos de Roma en 1960, y una carrera periodística con la que vivió en primera persona la pesadilla de 1972 de Juegos Olímpicos de Munich con la matanza perpetrada por Septiembre Negro. I.G.

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