Terremoto en Japón
La crisis nuclear no cesa pese a las llamadas a la calma de las autoridades
Una nueva explosión en la central de Fukushima impidió que los japoneses pudieran relajarse tras el terremoto que podría haber provocado 10.000 muertos, ya que viven pendientes de las alertas nucleares.
Hiroshu HIYAMA (AFP) | SENDAI
La crisis nuclear se agravó ayer en Japón tras una nueva explosión y un incendio en la central Fukushima-I, donde los accidentes se suceden desde el violento seísmo que ha provocado unos 10.000 muertos.
Esta concatenación de averías alimenta los temores de contaminación radiactiva en el archipiélago, así como en países vecinos como Rusia o China.
Pero las autoridades japonesas afirmaban ayer que la radiactividad únicamente alcanzaría un nivel peligroso para la salud en la misma central, en el entorno de los cuatro reactores dañados.
«Contrariamente a lo que ha pasado hasta el momento, no hay duda de que los niveles que se esperan pueden afectar a la salud de los seres humanos», declaró el portavoz del Gobierno, Yukio Edano. Sólo 50 de los 800 empleados de la central, situada a 250 kilómetros al norte de Tokio, permanecen en su puesto.
Por precaución, el primer ministro Naoto Kan amplió la zona de seguridad alrededor de la central, pidiendo a los habitantes de un radio de 30 kilómetros que permaneciesen en sus domicilios. «Quédense en sus casas, cierren las ventanas, no enciendan los ventiladores y no tiendan la ropa en el exterior», pidió Edano.
Estas medidas se añaden a la evacuación, ordenada el sábado, de más de 200.000 personas que viven en las proximidades de esta central situada en el noreste de Japón, a orillas del océano Pacífico.
En cambio, los 35 millones de habitantes de la aglomeración de Tokio, la más importante del mundo, no necesitan tomar medidas especiales, según el Ejecutivo nipón.
La tensión, en cualquier caso, aumentó en la capital puesto que la tasa de radiactividad superó la normal a mediodía, antes de descender a la tarde.
Empujados por el viento, estos residuos son consecuencia de la explosión de hidrógeno que se produjo al amanecer en el edificio que alberga el reactor 2 de Fukushima.
Otra explosión provocó un incendio en el reactor número 4, que no estaba operativo para realizar labores de mantenimiento en el momento en que se registró el seísmo. También se detectó un alza anormal en los otros reactores, el 5 y el 6, ayer por la tarde.
Estas explosiones son consecuencia de las operaciones de emergencia que se pusieron en marcha tras la avería de los sistemas de refrigeración de los reactores provocada por el tsunami que siguió al seísmo de magnitud 9, el mayor que se ha registrado nunca en Japón.
El Gobierno volvió a afirmar que excluye «la posibilidad de un nuevo Chernobil».
El accidente de Fukushima podría ser el segundo más grave de la historia mundial, puesto que alcanzó un nivel 6 en la escala internacional de sucesos nucleares y radiológicos, que tiene siete niveles, según el presidente de la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) francesa, André-Claude Lacoste.
«La situación es extremadamente grave. El riesgo es extremadamente elevado», destaco el responsable de la diplomacia francesa, Alain Juppé.
«Los países del G8 están dispuestos a suministrar a Japón toda la asistencia que sea necesaria para hacer frente a las consecuencias de esta catástrofe», anunciaron los ministros del G8 a la salida de una reunión en la capital francesa.
Numerosos países extranjeros han desaconsejado viajar a Japón y recomiendan a sus ciudadanos que residen en Tokio que se marchen al sur del archipiélago o que abandonen Japón.
Además de la nuclear, la otra prioridad de las autoridades japoneses es asistir a los más de 500.000 damnificados refugiados en colegios o instalaciones municipales.
Los 100.000 soldados movilizados, apoyados por numerosos miembros de servicios de asistencia llegados desde el extranjero, están encargados de responder a las enormes necesidades de agua potable y víveres y de volver a poner en marcha infraestructuras como carreteras o conexiones telefónicas.
No se ha detectado ningún problema de orden público en la zona devastada por el terremoto, donde los damnificados han dado muestras de estoicismo y solidaridad. «En las películas de catástrofes, se ve a gente histérica corriendo de un lado para otro. Pero aquí, la verdad es que todo está en calma», explicó una estudiante canadiense, Jouvon Evans, que estaba de vacaciones cuando se produjo el drama.
Los equipos de salvamento vivieron momentos de alegría cuando encontraron a dos supervivientes, una mujer de 70 años y un hombre, bajo los escombros cuatro días después del terremoto.
El balance oficial que se difundió ayer por la tarde eleva los muertos a 3.313, pero se espera que aumente fuertemente a medida que se descubran cuerpos entre las ruinas que aún no se han retirado.
Como muestra de la inquietud de los inversores, el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio se hundió un 10,55% tras haber perdido un 6,18% la víspera, provocando caídas en otras plazas bursátiles.
La actividad económica seguirá estando fuertemente perturbada durante los próximos días con la suspensión parcial de la producción de grandes grupos como Toyota, mientras que los cortes de electricidad afectan a numerosas regiones debido a la parada de once reactores nucleares.
Asimismo, varias compañías aéreas, como Air China o Lufthansa, han tomado medidas de precaución, anulando vuelos hacia Tokio o redirigiéndolos hacia Osaka o Nagoya.
La Marina estadounidense anunció ayer que ha reforzado «como medida preventiva» las medidas de protección de sus tropas destinadas en Japón, después de que se detectaran «niveles poco elevados» de trazas de radiactividad por parte de los instrumentos de medida del portaaviones «George Washington», atracada en el puerto de Yokosuka, informó la VII Flota de EEUU.
Una factura de taxi de 30.000 yenes [264 euros] es el precio de un viaje en taxi de la desolada Fukushima a a Tochigi (dos horas y media), donde los supermercados están repletos y no hay rastro de desolación.
grados en la escala de Richter alcanzó una de las réplicas que se registraron ayer al suroeste de Tokio, con epicentro en la provincia de Shizuoka, informó la Agencia Meteorológica de Japón. El sismo se sintió en Tokio.
El Ministerio austríaco de Exteriores decidió ayer trasladar, de forma temporal, su embajada en Japón desde Tokio a Osaka, ante el aumento de los niveles de radiación atómica que se registraban en la capital nipona.
centrales nucleares rusas son potencialmente peligrosas, según académicos rusos. Dos de ellas, Balakovo y Rostov se hallan en zonas de alta actividad sísmica. Las otras dos son Kola y Novovoronej.
La canciller alemana, Angela Merkel, anunció ayer la paralización de las siete plantas atómicas más antiguas del país mientras dure la moratoria de tres meses para verificar la seguridad de las centrales nucleares en Alemania, una medida que fue calificada de electoralista por la oposición.
La desconexión afecta a «aquellas plantas que fueron construidas antes de 1980», mientras que las construcción posterior podrán continuar funcionando con normalidad, dijo Merkel, quien subrayó que «la seguridad es la prioridad de todas las reflexiones».
La desconexión de la red eléctrica de las centrales más obsoletas tiene como base legal «una orden del Estado por motivos de seguridad», explicó Merkel, mientras las empresas eléctricas afectadas, como E.ON y RWE, anunciaban poco después la desconexión inmediata de sus plantas.
El anuncio se produjo tras una reunión con los jefes de Gobierno de los cinco estados federados con plantas nucleares -todos ellos de la CDU de Merkel- y los ministros de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, y Economía, Rainer Brüderle, en la Cancillería Federal.
La desconexión de la red afecta a un total de siete reactores de los 17 que existen actualmente en Alemania, en concreto los de Unterweser (Baja Sajonia), Biblis A y B (Hesse), Philipsburg I y Neckarwestheim I (Baden-Württemberg), Isar I (Baviera) y Brunsbüttel (Schleswig-Holstein).
Asimismo, no retornará a la red en los próximos tres meses la planta nuclear de Krümmel, construida en 1983 en Schleswig-Holstein, que actualmente se encuentra paralizada tras sufrir varias averías, con lo que sólo nueve reactores atómicos continuarán alimentando la red eléctrica alemana.
Los acontecimientos en Japón, comentó Merkel, son un punto de inflexión en la historia del mundo tecnificado y las fugas radiactivas como consecuencia del terremoto y posterior tsunami han mostrado que «la energía atómica no está preparada para hacer frente a la violencia natural».
El primer ministro francés, François Fillon, por su parte, anunció ayer que ordenará una revisión de los sistemas de seguridad de todas las centrales nucleares del Estado francés. «Vamos a proceder a pruebas de seguridad de cada central en Francia, que serán controladas a la luz de las enseñanzas que se tengan de la catástrofe de Fukushima y los resultados de estos controles serán hechos públicos», señaló Fillon.
El comisario europeo de Energía, Günther Öttinger, señaló que los países de la UE y la industria nuclear lograron ayer un consenso para someter a las 143 centrales nucleares que existen en sus territorios a pruebas de resistencia para comprobar su seguridad, aunque matizó que se tratará de tests de carácter voluntario y que espera que se pongan en marcha «en el curso de este año».
Öttinger explicó que esta medida busca «reevaluar todos los riesgos tras lo ocurrido en Japón». GARA
El US Geological Survey calculó que el terremoto de Japón desplazó el eje de la Tierra 17 centímetros, más que el de Chile (2010, de 8,8 grados), que provocó un desplazamiento de ocho centímetros y el de Indonesia de 2004, siete centímetros.