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IBILIZ IBILI | JESÚS Mª ALQUÉZAR

Vuelta a Urreako Haitze desde Bedaio

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Hay macizos modestos que son relegados a la nada. Sin embargo muchos de ellos tienen unos valores naturales que bien merecen promocionarse. Uno de estos ejemplos es Urreako Haitzeak, montañas con destacado perfil, que forman parte del macizo de Aralar, en el extremo Este de la muralla de las Malloas y que se desprenden de Balerdi-Mallo Zar.

La propuesta de Mendia da la vuelta al conjunto de los 3 picos, ascendiendo hasta sus cimas, naciendo la excursión desde el pueblo Tolosarra de Bedaio. Es un Ibilaldi cómodo, ejercicio deportivo de disfrute, panorámico, totalmente recomendable para ir en familia y especialmente para iniciar a los hijos infantiles en el deporte del montañismo.

Después de la iglesia y el frontón, junto al antiguo centro escolar hoy sociedad, el ancho camino carretil deriva hacia la izquierda, balizado con las marcas blanquiamarillas del PR-GI 112, marca el inicio de la excursión. La referencia serán las paredes sepcentrionales del Balerdi que marcaran toda la ruta. En continuo ascenso supera el excursionista la borda Elizetxe, contigua a un cercano prado en cuyo interior destaca un solitario roble junto a un abrevadero.

El senderista continuará siempre por el camino principal, haciendo caso omiso a derivaciones a la izquierda, dado que es una vía inteligente que en lazos va ganado altura cómodamente.

Varias puertas metálicas para evitar escapadas del ganado, ya que es zona pastoril por excelencia, marcan el recorrido, hasta llegar a la confluencia de caminos, tras una zona de coníferas y sendero de argomas, Es el rellano de Pagarzuloko Gañe, donde esta plantada una señalética GR 20 y 121 que viene de Amezketa y el primer pico de Urreako Haitzak está cercano. En Gurdilleko Lepoa se inicia la ascensión, pasando antes por la campa de Urbiri. A su izquierda una pared lisa, como un frontón recuerda que antaño los pastores se dedicaban a jugar a la pelota. Una corta y elegante pendiente deja a los excursionistas en la estrecha cima con buzón, desde donde el panorama es inmenso, destacando el valle de Araitz y toda la Malloa, que en un día despejado es una muralla que invita a recorrerla.

El nombre viene de una leyenda que dice que en la base del roquedal cimero existe enterrado un pellejo de toro repleto de monedas de oro. El que quiera encontrarlo, debe estar en la cima para ver dónde ilumina el primer rayo de sol y una oveja indicará con su pezuña el punto donde se encuentra, según cuenta Juan Mª Ansa en su libro «Las Malloas de Aralar».

Tras esta primera cima (Urrea), los montañeros se dirigirán a la cercana segunda cota. Hay que buscar la menor inclinación de la ladera para ir en busca del collado Urreagako Ordeka para llegar fácilmente a la cima intermedia (Erdiko Arkaitze).

Ya no queda más que la tercera elevación de este singular macizo, un mirador al que se llega por el rellano de Elosu. Completada la trilogía, desde la última se divisa perfectamente el recorrido que queda para cerrar el círculo en Bedaio. Los deportistas perderán altura, por senderos en busca de la pista de circunvalación de la montaña, por donde discurre el PR, y una vez en él conducirá a los excursionistas hacia el afamado paso de Zarate. Antes un indicador apunta las distancias a Azkarate a la derecha (1,9 km), y 3,1 km a Bedaio Goikoa, el destino de esta propuesta.

El collado de Zarate es un ancho portillo entre las peñas y el monte Otsabio, que tuvo gran importancia en la ruta comercial de la costa y el interior. Dicen que por aquí pasó San Ignacio de Loyola camino de Azpeitia, herido en el sitio de Pamplona. En su cercanía quedan restos de la casa de los miqueletes que cobraban los impuestos de arbitrios.

Ahora el excursionista afronta la parte final de la salida. Por un precioso camino carretil, pasará delante del gigante caserío Gurbil Haundi, considerado como el más grande de Gipuzkoa, que merece una parada para observarlo con detenimiento. Fue lugar de romerías que se celebraban en el interior de su patio abierto cuyos lados alcanzan los nueve metros de longitud y hasta cuartel en otra época.

Por el cemento del caserío se llega a la carretera que viene de Ugarte y en un kilómetro ascendente termina esta sugerente escapada de nuevo en Bedaio, donde un capricho final es almorzar en el jatetxe Abaetxe, de reciente apertura.

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