Los empleados de Chillida-Leku expresaron ayer su pesar por el hecho de que no hayan prosperado las negociaciones para mantener abierto este museo, de cuya viabilidad están convencidos, aunque, advierten, carecería de sentido si no se ajustara a la concepción original de Eduardo Chillida.

Los diecinueve trabajadores del museo de Hernani y de la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce emitieron un comunicado conjunto tres días después de que la familia del escultor hubiera informado del cierre definitivo al público de este espacio, por no haber alcanzado un acuerdo con las instituciones para mantener su carácter museístico.

La familia Chillida también comunicó a los trabajadores la extinción de sus empleos y precisó que la obra de Eduardo Chillida se mantendrá en la finca de Zabalaga, «donde podrá ser analizada por estudiosos».

Esta veintena de trabajadores recordó que hasta ahora se han mantenido en un «discreto segundo plano» para no interferir en las negociaciones, aunque creen que ha llegado el momento de manifestar su punto de vista sobre lo ocurrido. Expresaron su «absoluto descontento» porque no hayan prosperado las «negociaciones que permitan que este maravilloso museo continúe abierto al público».

«Por nuestra parte, hemos puesto toda nuestra energía y esfuerzo para que este proyecto saliera adelante y seguimos convencidos de su viabilidad. Creemos que existen varias fórmulas de gestión posibles que puedan darle continuidad», agregaron. Manifestaron, a su vez, su tristeza por el hecho de que «ambas partes no hayan podido llegar a un acuerdo que permita seguir transmitiendo con coherencia y dignidad la obra de este gran artista vasco universal» y confían en que las negociaciones «puedan algún día llegar a buen puerto».

Advirtieron de que para todos los que han «vivido la obra de cerca, no tendría sentido un museo que no mantuviera los pilares fundamentales del mismo, tal y como los concibió el artista», ya que consideran que «eso es lo que garantiza su autenticidad y lo hace único y diferente». Recordaron que Chillida donó diversas obras a su ciudad, Donostia, y dio la oportunidad a los ciudadanos de conocer su obra en espacios públicos para disfrute de todos.

Los trabajadores aclararon, además, que ninguno de los diecinueve de la plantilla de este museo se apellida Chillida y que cada uno de ellos participó en este proyecto gracias únicamente a su valía profesional. «Todos nosotros hemos vivido el museo y lo hemos hecho nuestro. Estamos muy satisfechos por los conocimientos y la experiencia adquiridos en estos diez años», añadieron, y agradecieron a la familia la oportunidad que les brindó de participar en su proyecto, que «debería ser hoy el proyecto de todos los donostiarras, guipuzcoanos y vascos».

UPyD, por su parte, pidió a Urgell que retome las negociaciones con la familia Chillida.