Raimundo Fitero
Hostilidades
La fuerza del destino. Podríamos hacer un relicario o un pedrisco, pero los asuntos menores de la programación empiezan a convertirse en sustanciales. Soliviantado, acabo de ver cómo TVE se gasta su precario presupuesto dedicando media hora de cada mediodía a noticias tan importantes como que la Duquesa de Alba se cabrea porque alguien ha escrito una especie de biografía del jesuita que tuvo como marido, Jesús Aguirre, o que esos luceros de la intelectualidad que son David Bisbal y Alejandro Sanz son compadres y se apadrinan sus hijos presentes y futuros. Todo ello en ese tono tan impresentable que representa Anne Igartiburu, que cuando uno tiene la suerte de verla con un espacio de tiempo suficiente no sabe nunca si está ante la auténtica o ante la parodia. Hasta que se da cuenta que la parodia es la propia.
El lenguaje. Nos pierde el lenguaje. Las operaciones militares en el Mediterráneo han trasladado los asuntos de Japón a un segundo plano. En las cadenas de la extrema derecha española siguen con sus tambores de guerra, ahora un poco desafinados por la mutación de ese problema llamado ZP. Robo un concepto, y es cierto, existe en diferentes planos de la actividad televisiva, pongamos que la política partidista y el fútbol, tan parangonables y paralelos en cuanto a sus réditos bancarios, toda una industria de la hostilidad. Cadenas y programas que si fuera por el insulto, la mentira, la difamación, la instigación de los instintos básicos, consiguen sus audiencias de fanáticos, que suben, y desde ahí incrementan sus cuentas corrientes. Indagaremos algo más en este requiebro del lenguaje.
La noche de los domingos está, también, un poco turbia. La Sexta y Tele 5, ofrecen en la misma franja opciones menos clásicas. Por todo está confuso. En Tele 5, «Aída» va perdiendo fuelle tras un arranque bueno con Belén Esteban, claro, y su nueva apuesta, «Vida loca», apunta a un nuevo fracaso. Su fórmula y su reparto no crean suficiente caudal de empatía con la audiencia. Las «Princesas de pueblo» también andan perdidas en La Sexta, diluyéndose en su poquedad. Solamente parece mantener el tipo «El Club de la Comedia». Y las motos que han vuelto con mucho gas.