Se agradece que las series de televisión tengan una versión alternativa para ser exhibida en salas de cine, porque no siempre se dispone de tiempo suficiente para ver todos los capítulos emitidos en la pequeña pantalla. Tengo entendido que la acción de este montaje reducido, que se estrena bajo el título de «Operación Comète», corresponde a los tres primeros episodios. En resumen, es un producto televisivo entretenido, fruto de un guión bien documentado que recopila hechos históricos muy interesantes, descubriendo una dinámica fronteriza de la II Guerra Mundial poco conocida, incluso en la propia Euskal Herria. Dentro de la crónica colectiva emerge con fuerza la figura real del mugalari Florentino Goikoetxea, encarnado de forma vibrante por Iñaki Beraetxe. Se distingue por sus métodos basados en el conocimiento del terreno, como la utilización de alpargatas en lugar de botas para no hacer ruido y pasar desapercibidos, aportando a la evacuación clandestina de aviadores aliados la experiencia del contrabando.

Si Florentino Goikoetxea fue un elemento clave, un contacto esencial a este lado de la muga, se rinde tributo igualmente al papel organizativo desempeñado por la resistente belga Andrée De Jongh. La corealizadora Mireia Gabilondo, que se desdobla delante de la cámara, pone el acento en que el cerebro de la Red Comète fuera una mujer, a la vez que señala los obstáculos que tuvo que vencer para encontrar apoyos estratégicos en los mandos diplomáticos y militares. Su teoría, demostrada en la práctica, era la de que las mujeres no levantaban sospechas porque entonces se las creía incapaces de participar e influir en el desarrollo de la contienda. Ese toque femenino está muy presente en los códigos secretos relacionados con objetos domésticos como los botones o las latas de conserva. La narración cuida los detalles de la ambientación de época, pero es plana por carecer de estilo visual, cuando ahora las realizaciones televisivas buscan un mejor acabado formal que antes.