Koldo CAMPOS Escritor
Tsunami de mierda
De nuevo la guerra se vuelve humanitaria para que en nombre de la paz y de la vida unos cuantos canallas con licencia se hagan con el negocio del petróleo en Libia.«El mundo no podía permanecer impasible» afirma Obama; «No podíamos seguir de brazos cruzados», secunda Zapatero; «Gadafi tiene que marcharse» resuelve Cameron.
Y con ellos, los grandes medios de fabulación que, mientras condenan la violencia, celebran alborozados la penúltima infamia. «Francia golpea la primera» aplaude Le Figaro; «París y Londres aseguran que las operaciones no han matado a ningún civil», festeja Público; «Los cazas españoles preparados para intervenir» anuncia El Mundo.
Detrás los sindicalistas, intelectuales y artistas de rigor que, aunque repudian la violencia, saben valorar las excepciones. «Que ojalá no llegue tan tarde como para que la masacre se haya consumado» implora Fernández Toxo; «Es más urgente evitar una masacre indiscriminada» respalda Almudena Grandes; «Veo bien la intervención porque el sátrapa de Gadafi está masacrando a su pueblo» concluye Miguel Ríos.
Alrededor el resto, esa recua de impresentables imbéciles que con tal de que les prometan asegurar su nivel de consumo son capaces de bendecir cualquier ignominia y seguir votando a los mismos canallas.«Gadafi está loco» declara una mujer a la salida de una peluquería; «Gadafi es terrorista» sentencia un estudiante de derecho; «Esta guerra humanitaria sí ha sido aprobada por la ONU» responde un hombre consternado por la lesión de Cristiano Ronaldo.
¡Que ojalá un tsunami de mierda se los lleve a todos!