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Crónica | Revueltas en el mundo árabe

Los rebeldes esperan burlar la defensa gadafista y tomar Ajdabiya al asalto

Los combatientes antigadafi aprovechan el apoyo que les brindan las operaciones de los aliados para intentar recuperar el terreno perdido la pasada semana, cuando las tropas leales al régimen llegaron a las puertas de Bengasi. Desde allí tratan de avanzar hacia Ajdabiya, que confían en tomar al asalto tras burlar la defensa gadafista seguros de que los aliados impedirán una contraofensiva.

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Manu BRABO

La carretera que une Bengasi con Ajdabiya es un reguero de esqueletos de tanques y autos carbonizados. El rastro de los bombardeos de la aviación francesa. Los check point, hace pocos días controlados por las fuerzas de Gadaffi que ya apretaban sobre la capital rebelde, ahora son controlados de nuevo por los guerrilleros «shebba» de la revolución. El recibimiento a la prensa ha cambiado y, de la antipatía de los días de derrota se ha pasado a una simpatía extraña, síntoma de su alta moral. Gracias al cierre del espacio aéreo, vuelven a llevar la iniciativa.

A unos seis kilómetros de Ajdabiya una larga hilera de coches reposa en cunetas y medianas, entre ellos una decena de pick-ups artillados y un par de jeeps con lanzamisiles. Los guerrilleros caminan por la carretera y en sus laterales, algunos se afanan por reponer los cargadores de las ametralladoras pesadas, otros aprovechan para descansar a la sombra de algún transporte y la gran mayoría devoran su escaso rancho: agua, galletas, yogur y una pieza de fruta. Los gestos, sucios y agrietados por el polvo del desierto, reflejan el cansancio de una semana de batalla.

Desde lo alto de esta duna se divisa la ciudad de Ajdabiya, envuelta en una bruma oscura de bombardeos. El coronel Ahmed, uno de los pocos mandos que se han visto en los últimos, días señala las posiciones donde se encuentran los siete tanques que el Ejército de Gadafi tiene escondidos en la ciudad. «No los puede sacar de allí porque los franceses los bombardearían (...) estamos tranquilos, no habrá contraofensiva», y si la hay, no será con armas pesadas como en las semanas anteriores.

El grupo que manda el coronel deja la carretera y comienza a adentrase en el desierto. El terreno es ondulado y permite acercarse de forma, más o menos discreta en algunos puntos. El grupo está compuesto por unos treinta hombres y entre ellos hay chavales de no más de de 18 años y también mayores, casi ancianos, de barrigas abultadas y pelo cano. Vestidos la mayoría con ropa de civil y algun pertrecho decorativo de camuflaje, sólo unos pocos llevan uniforme, si bien éstos son dispares y van del marrón camuflaje del desierto al azul de la marina. Lo único que parece igualarlos a todos es el pañuelo atado en la cabeza o en el cuello.

Avance lento

El grupo avanza extendiéndose a lo ancho de este espacio abierto para no asegurar un buen blanco a la artillería del dictador. Parece que este grupo de ingenieros, mecánicos, albañiles y estudiantes ha ido aprendiendo algunas tácticas de batalla a base de los palos recibidos. Casi todos portan armas ligeras, kalashnikov, salvo dos que llevan RPG, siempre acompañados de un joven mochilero que carga con la munición. Este grupo de reconocimiento avanza lento por el desierto, con paso firme y el cuerpo encorvado, tratando de no destacar en este inmenso vacío de colores pardos.

Primero se arrastran los observadores, tres muchachos con un catalejo y dos kalashnikov. Suben a lo alto de una duna y allí, como en una atalaya, echan un vistazo al terreno que les queda por cubrir. A una señal suya el grupo avanza, casi en cuclillas, hasta ese margen en que uno se puede convertir en un blanco fácil. El grupo aguanta en lo alto. Un poco más abajo, Mahmoud suelta su RPG, se incorpora y mirando hacia el este comienza una oración pidiéndo a Alá un buen resultado en la patrulla de hoy y buen pulso y puntería con su arma. Él es el seguro de sus compañeros, que armados con kalashnikov no tendrán nada que hacer contra la artillería y los tanques del coronel Gadafi.

A una señal del coronel Ahmed, se avanza y se desciende la última duna. Desde aquí en adelante, todo es planicie hasta Ajdabiya y el pelotón queda extremadamente expuesto. Se avanza deprisa, con mucho espacio entre hombres y el cuerpo lo más pegado a tierra que se pueda. Quinientos metros más adelante, una ráfaga de artillería de mortero suena a lo lejos. Todos los hombres echan su cuerpo a tierra y aguantan el chaparrón. El silbido de los obuses sobrevuela sus cabezas y llegan los impactos, hasta seis, que no causan ninguna baja.

Se espera un tiempo corto pero prudencial y continúa el avance, hasta una zona poblada por arbustos pequeños, suficiente para cubrirse. De nuevo, cuerpo a tierra y el coronel avanza unos metros con el observador. Nueva carga de artillería de mortero y el coronel da la orden de replegarse.

«No podemos hacer nada contra ellos», se explica. «Ellos están parapetados en la ciudad y tienen siete tanques y morteros ahí dentro». Armados con kalashnikov y tan sólo una treintena de hombres, parece una locura intentar tomar al asalto la entrada este de Ajdabiya.

La retirada es rápida y desorganizada, siguen cayendo algunos obuses y, desconcentrados sus integrantes, la formación se ha convertido en un sálvese quien pueda hasta quedar fuera del alcance del fuego gadafista.

En la retaguardia, tras un duna, esperan dos morteros rebeldes y un jeep con lanzacohetes. Una vez superados en la huida, éstos abren fuego sobre las posiciones de las que ha informado la patrulla. Entonces comienza un fuego cruzado. De nuevo cuerpo a tierra y a esperar a que escampe. Los obuses gadafistas aciertan en la carretera en la que reposan los soldados. Los pick-up dan media vuelta y los soldados huyen a pie hasta quedar fuera de su alcance.

El sol cae sobre el desierto y la noche no tardará en llegar. «Ya sabemos sus posiciones, cuando caiga la noche intentaremos tomar la ciudad al asalto», comenta el coronel Ahmed, mientras se quita las botas y espera su rancho. Será un larga noche en el desierto de Ajdabiya.

amanecer de la odisea

El nombre del operativo militar en Libia, «Odyssey Dawn», se debe a un sistema aleatorio del Pentágono para dar nombre a sus operaciones y no tiene significado alguno, según una portavoz del Comando Africano de las Fuerzas Armadas de EEUU.

decenas de millones

El coste de las operaciones en Libia para Gran Bretaña podría alcanzar las decenas de millones de libras, según el ministro de Finanzas, George Osborne, que aseguró que no llegará al de Afganistán. El Estado español prevé un coste de 25 millones de euros.

putin matiza su opinión

La oficina del primer ministro ruso, Vladimir Putin, matizó que las comparación de la intervención en Libia con las cruzadas medievales, únicamente son una «opinión personal» y no de Estado. El presidente, Dimitri Medvedev, las consideró «inaceptables».

Los ataques aéreos sobre Libia empiezan a mostrar sus límites y sus riesgos

Después de tres días de ataques, el uso exclusivo del armamento aéreo impuesto por la resolución de la ONU ha empezado a mostrar sus límites frente a las fuerzas leales a Gadafi cada vez más indistinguibles con las rebeldes. El coronel Thierry Burkhard, portavoz del Estado Mayor de la Armada francesa reconoció sin ambajes que se trata de una situación «extarodinariamente compleja y difícil». Mencionó la confusión entre las fuerzas presentes, el uso de vehículos civiles por parte de las tropas de Gadafi o el de material militar por parte de los rebeldes, la imposible coordinación con la resistencia o la presencia de civiles en las zonas de combate. Así, el sábado la aviación francesa dijo haber destruido cuatro blindados, ninguno el domingo y uno solo el lunes.

Como prueba de esa complejidad quedaron sobre el suelo libio los restos de un F-15 estadounindense, cuyos dos pilotos fueron eyectados antes de que se estrallara el aparato. Ambos fueron rescatados con heridas leves. El comandante del Comando Africano de EEUU aseguró que la caída del avión se debió a un problema en el funcionamientpo del equipo. Mientras tanto, los rebeldes que se encuentran a las afueras de la ciudad de Ajdabiya, en el este, no conseguían avanzar en sus posiciones porque las tropas leales a Gadafi todavía les superan a pesar de los bombardeos aéreos de la coalición occidental. Añadieron que esos bombardeos están inutilizando el armamento de las tropas gubernamentales, pero sus fuerzas siguen suponiendo una fuerte amenaza. «Necesitamos la zona de exclusión aérea», aseguraron. Además, al menos diez personas murieron en los bombardeos llevados a cabo ayer por las fuerzas del Gobierno libio contra la localidad de Zintan, en el oeste, según un residente. GARA

París plantea una dirección política de la operación y la OTAN asume el embargo por mar

El Estado francés ha propuesto establecer una «dirección política» de la operación militar sobre Libia y celebrar reuniones con la asistencia de los Estados participantes y de la Liga Árabe, según dijo ayer el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, que anunció que ha propuesto una primera reunión para «los próximos días» en Bruselas o Londres. En una comparecencia ante la Asamblea Nacional francesa, insistió en que la operación excluye el despliegue de tropas sobre el territorio libio. «A partir de esa dirección política, utilizaremos las capacidades de planifiación e intervención e la OTAN», afirmó el ministro, aunque reconoció que no es una operación de la Alianza. Añadió que «queremos una intervención de corta duración, y Estados Unidos también». Juppé también afirmó que la operación militar de la coalición puede finalizar en el momento en que Muamar al Gadafi asuma las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y acepte un alto el fuego.

Por su parte, Gran Bretaña intenta implicar a otros países árabes enla coalición militar contra Gadafi.

Mientras tanto la OTAN intenta aclarar su papel en esta intervención. El presidente de EEUU, Barack Obama, el presidente francés, Nicolas Sarkozy y el primer ministro británico, David Cameron, acordaron que «la OTAN debería desempeñar un papel clave en la estructura de mando en el futuro». EEUU quiere transferir el mando en cuestión de días. Tras las diferencias de opinión evidenciadas el lunes entre los países miembros, ayer la OTAN asumió el control del embargo de armas a lo largo de la costas libias. Este acuerdo, sin embargo, no quiere decir que la Alianza vaya efectivamente a asumir el liderazgo de las operaciones. «Ahora hay una discusión en curso sobre la aplicación de la zona de exclusión», explicó una fuente aliada, que aseguró que ese debate «muy complejo» y puede prolongarse durante días. GARA

miles de refugiados

Los combates han desplazado a miles depersonas que huyen de sus domicilios y se refugian en el este de Libia, según el Alto Comisionado e las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) basado en testimonios de refugiados llegados a Egipto.

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