Querer es poder. Creer es poder. Luchar es poder. Pero si se mete la pata sistemáticamente en el tercer cuarto, y a estos niveles de calidad, es imposible. Porque un mal tercer cuarto es admisible, o que se vuelva a dar en el segundo partido. Pero que en cada uno de los choques, sin falta, se repita la pájara del tercer período es cualquier cosa menos casual.

Los hombres de Dusko Ivanovic se despidieron de la Euroliga después de mostrar sus dos caras: excelsa en la primera mitad, horrible en la segunda, sobre todo a partir de un tercer período para olvidar. O mejor para no olvidar, sino para aprender para posteriores envites.

Nos guste o no, también toca felicitar al Maccabi. El cuadro hebreo, aún y a pesar de la grave lesión de Perkins, ha demostrado ser mejor. O por lo menos más regular. En Gasteiz se mantuvo en la brecha en los dos partidos, logrando llevarse el segundo de la forma más dolorosa para el baskonismo. Y en el Nokia Arena, con la ayuda de sus más de 11.000 hinchas -y un poquito de mano arbitral- los de David Blatt pasaron sistemáticamente por encima de los gasteiztarras.

Del blanco al negro

No quedaba sino ganar, o morir en el intento. Ni con el 10-4 del arranque, con Pargo machacando sin piedad a Huertas, hizo que los de Ivanovic se arredraran. Oleson, que hasta ayer sólo había anotado cuatro puntos, despertó al fin y puso sobre el tapete la calidad que tan pocas veces luce. La defensa apretaba, pero la responsabilidad no pesaba a los de Blatt, que de la mano de Pargo y Pniny, titular tras la grave lesión de Perkins, anotaban casi cada vez.

Por contra, la disposición baskonista era mucho más agresiva. Tras ir a remolque durante diez minutos, los gasteiztarras amagaron con marcharse, al adelantarse 37-43 tras un triple de Oleson. Entre Pniny y Blu volvieron a darle la vuelta al luminoso, ante un Baskonia que jugaba con siete elementos -Ribas apenas dispuso de protagonismo- y que notaba el cansancio cerca del descanso. Pero antes de tomar aliento en los vestuarios, Teletovic hizo homenaje a Bennet con un triple sobre la bocina que acalló a La mano de Elías: 51-52.

Pero tras el descanso todo cambió. Una vez más, el Maccabi salió dispuesto a apretar las clavijas, y Caja Laboral Baskonia no aceptó el reto. Pargo las metía todas, y cuando no las metía, hallaba al compañero liberado. Por otro lado, el buen juego de la primera mitad se convirtió en un desastroso correcalles, con balones perdidos al primer pase, lanzamientos forzados y son opción de capturar rebotes, y una defensa cada vez más blanda. Ni los tiempos muertos de Ivanovic evitaron un parcial de 28-10 con el que se quebraría por completo el choque. Con 79-62 y un cuarto por jugarse, todo estaba perdido.

El inventario final fue un bonito show mientras el reloj, y la Euroliga, se agotaba.