Feliu es un viejo conocido de los lectores de GARA, especialmente de los aficionados a las travesías, al que se puede encontrar los lunes -alternando con Antxon Iturriza y Jesús Mari Alquezar- en nuestras páginas de Mendia, exponiendo rutas en Ibiliz Ibili. El navarro ha afrontado el mundo de la montaña y el senderismo desde todas sus vertientes, como montañero, cronista y directivo.

Nacido en Iruñea, sus lazos familiares le unieron desde la cuna al Pirineo catalán y a los Alpes franceses. Con 10 años comenzó a conocer la montaña junto a su hermano mayor, «una pasión fabulosa, que me ha durado hasta ahora». A nivel deportivo coincidió con la época aventurera, compromiso e ilusiones con escasos medios y materiales rudimentarios. A mediados de los 60 llegó a tener el récord mundial de profundidad en la sima de la piedra San Martín.

También pasó una semana en la cárcel, por exhibir una ikurriña en los Andes peruanos con los miembros de la expedición al Atunrraju (1967). Desde 1979 ha desarrollado una ingente labor informativa. Acostumbra a llevar siempre una grabadora donde recoge sus impresiones y luego las plasma. Está escribiendo su libro número 24, mientras ya piensa en el 25º. Imparte charlas, aquí, en Lisboa, Estonia o donde haga falta. Compagina la promoción con su larga y productiva experiencia federativa.

En la actualidad ejerce de vicepresidente de la ERA (European Ramblers Association), que incluye a 27 estados y supera los 2,5 millones de socios que practican senderismo con carnet de federado. En el viejo continente, 55 millones de personas lo hacen por libre de manera habitual. Feliu aboga por un ejercicio regulado, en las antípodas del turismo convencional, y aprovechando el patrimonio histórico en el paisaje de siempre.

Opina que éste es un lugar ideal para hacer senderismo, no sólo porque se ha puesto de moda, sino por su historia centenaria y por las características de su variada geografía. «Los primeros clubes nacieron en Euskal Herria a finales del siglo XIX y a principios del XX. Así que hay un potencial enorme de montañismo pero también de senderismo, una actividad paralela que no sube cumbres. Lo que hace es recorrer el fondo de un valle, una comarca o el litoral. Podría decirse que Euskal Herria es una síntesis de la península ibérica. Tenemos paisajes verdes, recorridos costeros, la montaña interior con todo tipo de vegetación, desde la atlántica a la mediterránea, desde el Pirineo al desierto de las Bardenas», explica conocedor del territorio.

Muchos de estos lugares se recogen con claridad y detalle en los 55 itinearios de este libro -cartografía y fichas incluidas- con indicaciones precisas e incluso detalles a no olvidar, además de propuestas sobre lugares a visitar -monumentos, referencias históricas, fauna, flora y arboleda-. En definitiva «un croquis para poder llevar en la mochilacomo complemento importante», señala.

Recorridos seguros

El autor facilita las claves de la guía: «Está planteada para ser utilizada por el mayor número de público de cualquier edad. Se trata de facilitar los accesos, que el recorrido sea seguro, esté señalizado -porque no todo lo está de manera óptima- y sea en bucle». Un trayecto que parte de un sitio y finaliza en el mismo lugar. Aparcas el coche o la bicicleta y vuelves al mismo punto. Puede ser un pueblo, un collado, pequeños recorridos de entre una y tres horas de duración «tiempo suficiente para ir a tu aire, disfrutar del paisaje y de todos los elementos que se puedan encontrar en el camino», remarca. Contenidos distintos para lugares cercanos. Entre rocas o viñedos, por la costa o el interior, para hablar de agua y bosques, prehistoria o dólmenes, siempre teniendo en cuenta las características del terreno. Cada uno en su momento, algunos en todos, porque la diversidad de paisajes recomienda consultar el calendario: «Si vas al desierto de las Bardenas en agosto, hay que ir con un camello en la mano» -bromea-, para añadir que de abril a octubre es la época idónea por combinar el verde con la cromática del otoño.

A sus 68 años cada vez ve más alta la montaña. «No hay que ir a sufrir, sino a disfrutar». Ha realizado personalmente cada uno de los itinerarios e incluso alguno que luego ha desechado por considerar que no reúne todas las condiciones. Se ha divertido: «He conocido zonas en las que nunca había estado. Vamos, que no me importaría repetir».