Cuando una persona se queda sin su puesto de trabajo, uno de los consuelos suele ser que durante un determinado periodo de tiempo cobrará al menos unas prestaciones, lo que en lenguaje coloquial se suele denominar «el paro». El problema se agrava cuando ese grifo también se agota y el empleo continúa sin aparecer.

Según los datos sobre el desempleo publicados el pasado lunes, el 42% de la personas sin trabajo en Hego Euskal Herria ya no cobra ningún tipo de prestación. En cifras, son 82.761 de las 196.856 personas sin trabajo.

Por herrialdes son 11.859 en Araba -donde la media de las percepciones es de 939,3 euros mensuales-, 39.469 en Bizkaia -935,5 euros al mes-, 16.618 en Gipuzkoa -966,3 euros al mes- y 14.815 en Nafarroa -949,9 euros mensuales-.

Además, las fuentes oficiales no contemplan una rápida recuperación del empleo. Las previsiones más optimistas hablan de finales de este 2011 como muy pronto, y son mayoría quienes prefieren mirar a 2012. Sin ir más lejos, el Gobierno español elevó ayer en cinco décimas las previsiones del paro para 2011, del 19,3% al 19,8%, lo que significaría en el balance final una mejora en estos doce meses de un pírrico 0,2%.

Es más, la ministra de Economía, Elena Salgado, añadió que todas las reformas que se están acometiendo contribuirán a la reducción progresiva de la tasa de paro, con el objetivo de situarse en el 16% en 2014. En ninguno de los herrialdes vascos se llega a estos porcentajes, si bien hay algunas comarcas donde se superan ampliamente y se viven situaciones preocupantes.

Es el caso de Sakana (Nafarroa). Por citar un pueblo, en Altsasu el paro ha pasado del 8% al 22% en los tres últimos años. No existen datos concretos sobre personas que han visto cortadas sus prestaciones -«la gente prefiere esconderlo, quizá por vergüenza, es muy duro», apuntan-, aunque señalan como dato que se ha triplicado la demanda de comida en el Banco de Alimentos.

Los sakandarras se manifestarán el sábado en Iruñea, a partir de las 17.00, para defender su derecho a vivir y trabajar en el valle. Algo similar sucede en Urduña (Bizkaia), donde la industria está casi extinguida tras el cierre de Traner. Desde la década de los 90, afirman ELA y LAB, se han perdido más de 1.500 puestos de trabajo.

Ambos sindicatos llaman a todos los vecinos a manifestarse mañana, a partir del las 19.00, desde Foru Plaza. «No queremos convertir Urduña en una ciudad dormitorio», sentencian.