CRíTICA cine
«Sucker Punch»
Mikel INSAUSTI
Sorprende que aún se confunda a un ilustrador con un cineasta, o que haya quien otorgue categoría de autor a alguien que no es más que un aplicado adaptador. En la primera oportunidad que Zack Snyder ha tenido para hacer una creación suya de principio a fin, queda al descubierto que no tiene ninguna idea propia u original. Necesita de materiales ajenos, tal como ha venido haciendo hasta ahora con cómics o novelas, para desarrollar una narración coherente. “Sucker Punch” carece de base argumental, limitándose a una mecánica alternancia de videoclips y de videojuegos, protagonizados por un grupo de chicas guerreras a la moda manga. Lo de los diferentes niveles de percepción empieza a ser ya bastante risible, porque todo se limita a la representación de universos paralelos con una serie de infantiles códigos para moverse por ellos. Está el nivel psiquiátrico, el nivel burdel, y, por último, un tercer nivel de acción con batallas contra samuráis gigantes, contra zombis nazis, contra orcos o dragones medievales y contra robots futuristas.
Con el dineral que ha puesto la Warner en manos de Zack Snyder a cambio de que dirija la próxima entrega de la franquicia “Superman”, sólo faltaría que las imágenes fantásticas en CGI no fueran espectaculares, que lo son. Pero tanto despliegue efectista cansa por su absoluta falta de contenido, del mismo modo que el montaje musical es de lo más vacío y cargante. Las remezclas de temas conocidos están hechas con la mentalidad superficial y consumista de la cadena MTV, y así la estelar Emily Browning canta como puede “Sweet dreams” de Eurythmics, “Asleep” de los Smiths, o “Where is my mind?” de los Pixies. Carla Gugino y Oscar Isaac hacen lo propio con “Love is the drug” de Roxy Music, mientras los Queen suenan en una horrenda versión rapera, concretamente un refrito de “I want it all” y “We will rock you”. Puestos a masacrar clásicos del punk-rock, Skunk Anansie tratan de domesticar el “Search and destroy” de Iggy Pop y los Stooges.