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Imanol Intziarte Periodista

Rompo una lanza por Esperanza

Pues por una vez, y sin que sirva de precedente, he de confesar que estoy de acuerdo con Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid por el Partido Popular, condesa de Murillo y Grande de España, conocida con el sobrenombre de La Lideresa.

Doña Espe, que está en precampaña electoral y se presenta a la reelección, ha prometido poner en marcha un «bachillerato de excelencia» para alumnos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) que presenten más de un ocho de nota media. Como era esperable, hay opiniones para todos los gustos sobre este «colegio para empollones».

No entro en la letra pequeña de la propuesta, pero no me parece mal siempre y cuando el baremo de entrada sea sólo el expediente académico y se ayude a quien, por ejemplo, merezca un hueco pero tenga problemas para costearse el transporte, la manutención o el alojamiento.

Creo que todos estaremos de acuerdo y nadie se sentirá ofendido si afirmo que genéticamente hay personas destinadas a ser altas o bajas, con mayor fuerza física o más débiles. Del mismo modo, hay personas que nacen más inteligentes que otras, aunque decirlo sea políticamente incorrecto. Sé que nada se consigue sólo con inteligencia, al igual que no se puede ser campeón de cien metros sin perseverancia en el esfuerzo. Pero si a un deportista prometedor se le ponen medios especiales para que desarrolle sus cualidades y el resto de la sociedad hace suyos sus triunfos, ¿por qué es «clasista» hacer lo mismo con un estudiante? Es más, lo ideal sería que se ofreciera una posibilidad similar a toda persona que demostrara tener un talento especial en cualquier ámbito.

Si injusto es dejar tirado a su suerte al que se queda atrás, igual de injusto es desmotivar al que escucha por duodécima vez de boca del profesor una explicación que ya entendió a la primera. Un saltador de altura que supere con comodidad el listón sobre 1,80 metros no acudirá a una competición donde, una vez superado el 1,50, se acaba el concurso. Quizá mi concepto de «igualdad» esté equivocado pero...

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