La mediación del Golfo se enfrenta al rechazo en las calles de Yemen
El presidente yemení, Ali Abdalah Saleh, ha aceptado formalmente y sin condiciones el plan propuesto por los países del Golfo para poner fin a la crisis después del sí condicionado de la oposición, que rechaza participar en un Gobierno de unidad nacional; pero los manifestantes, que ayer volvieron a tomar las calles, no quieren negociar y exigen la salida inmediata del jefe del Estado.
GARA | SANA´A
Miles de yemeníes volvieron a tomar ayer las calles de las principales ciudades del país para exigir la dimisión inmediata del presidente del país, Ali Abdalah Saleh, y que sea juzgado, a pesar de que la víspera el gubernamental Partido del Congreso General del Pueblo había dado su visto bueno a la propuesta del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que incluye la renuncia de Saleh en el plazo de un mes a cambio de inmunidad. También la oposición había aceptado el plan de la mediación, salvo el punto referido a la formación de un Gobierno de unidad.
Ayer, el propio Saleh aceptó formalmente la iniciativa del CCG «sin condiciones y en el marco de la Constitución», según informó a Efe Abdo el-Guindi, viceministro de Información. El-Guindi indicó que la respuesta de Saleh «responde a presiones estadounidenses y saudíes para poner fin a la crisis».
Pero las protestas se repitieron porque el resentimiento de los jóvenes hacia la oposición parlamentaria por aceptar la propuesta es enorme. «Rechazamos categóricamente cualquier propuesta que no contemple la salida inmediata de Saleh y su familia», declaró ayer en un comunicado la coordinadora de movimientos juveniles que lideran la acampada en la plaza de la Universidad en Sana'a, epicentro de la protesta. El texto afirma que esa oposición «no se representa ni a ella misma» y le invita a «abstenerse de cualquier diálogo con el régimen y a exigir la salida inmediata de Saleh y que sea juzgado», al tiempo que insta a los manifestantes a «amplificar sus reivindicaciones y fijar la hora de la caída del régimen».
«Hay consenso para rechazar esta iniciativa», declaró a AFP Abdel Malik al-Yusufi, uno de los líderes de la acampada junto a la Universidad. «La iniciativa de los países del Golfo aborda el problema como si fuese una crisis entre dos partidos, pero hemos salido a las calles para pedir un cambio total», agregó.
Ahmed al-Wafi, dirigente de la protesta en Taiz, donde ayer murieron cuatro personas, estimó en declaraciones a AFP que Saleh, en el poder desde hace 32 años, sólo trata de «ganar tiempo», y auguró que la oposición parlamentaria «terminará por seguir a los manifestantes».
EEUU, para el que un Yemen estable es esencial en su lucha contra Al-Qaeda, saludó inmediatamente el plan y alentó a todas las partes a poner «rápidamente» en marcha la transición.
Pero Saleh volvió a reiterar, en declaraciones a la BBC, que un cambio de régimen debe pasar por las urnas. «EEUU y Europa me dicen que deje el poder. ¿A quién se lo cedo? ¿A los que buscan provocar un golpe de Estado? No, lo haremos a través de las urnas y los referendos», señaló.
Una vez aceptado el plan, el presidente encargará a la oposición la formación de un Gobierno de unidad nacional. En un plazo de un mes desde la aplicación del acuerdo, el Parlamento aprobará una ley de amnistía para Saleh y los suyos, y éste renunciará a favor de su vicepresidente, que se encargará, junto al Gobierno, de organizar en sesenta días elecciones presidenciales y parlamentarias. El Parlamento, entonces, redactará una nueva Constitución que sería sometida a referéndum.
Miembros de una tribu y de la Guardia Republicana se enfrentaron ayer en la provincia de Lahej (sur), dejando siete muertos, cinco de ellos soldados.
Las fuerzas de seguridad sirias volvieron a disparar ayer contra los manifestantes antigubernamentales y mataron a cuatro personas en Jableh, en el noroeste del país, horas después de que realizaran una ola de arrestos en las filas de los opositores al régimen del presidente, Bashar al-Assad.
En Jableh, cerca de Latakia, cuatro personas murieron y varias resultaron heridas por la Policía, según informaron activistas de derechos humanos a AFP. El nuevo gobernador de la región visitó la ciudad, donde se reunió con dirigentes locales en la mezquita, y después de su marcha las fuerzas de seguridad rodearon la ciudad y comenzaron a disparar, señalaron los activistas.
Poco después, en Banias, unas 3.000 personas realizaron una sentada en la carretera que une Damasco a Latakia en protesta por lo sucedido en Jableh, según el Observatorio sirio de los Derechos Humanos, con base en Londres.
Estas cuatro nuevas muertes elevan a al menos 352 el número de fallecimientos desde el inicio de las protestas, el 15 de marzo, según el balance de AFP.
Miles de personas participaron en Deraa, cuna de las revueltas, en los funerales por cinco de las víctimas de los últimos días. Las fuerzas de seguridad no intervinieron y la mayoría de negocios cerraron en señal de duelo.
La represión de las protestas contra el régimen ha dejado un saldo de al menos 120 muertos entre el viernes y el sábado, según una lista nominativa actualizada ayer por el Comité de los Mártires de la Revolución del 15 marzo.
Además, los servicios de seguridad se desplazaron a varias ciudades para arrestar a activistas hostiles al régimen, denunciaron testigos y la oposición.
«Decenas de arrestos» tuvieron lugar el viernes, de acuerdo con el Observatorio sirio de los Derechos Humanos, que facilitó los nombres de 15 personas detenidas en el este. Denunció «el mantenimiento de la política de detenciones arbitrarias a pesar del levantamiento del estado de emergencia» y pidió una investigación independiente sobre «los asesinatos cometidos durante las manifestaciones».
También se produjeron redadas en Damasco y sus suburbios, sin que se pudiera precisar el número de detenidos. Testigos informaron de que las carreteras que conducen a las «zonas calientes» cercanas a la capital fueron cerradas por la noche y se establecieron controles.
HRW instó a EEUU y la UE a imponer «sanciones» a Siria. GARA