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UNA COMUNIDAD AMENAZADA TRAS LA OCUPACIÓN

«En el mundo ya no quedan más cristianos que los de Oriente»

Luís Shabi es uno de los líderes espirituales de la que, probablemente, sea la comunidad más castigada tras la invasión de Irak en 2003. En la entrevista concedida a GARA, el clérigo manifiesta su inquietud por el drama que atraviesa hoy su pueblo a la vez que denuncia la indiferencia desde Roma y el resto de Europa.

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Karlos ZURUTUZA

Monseñor Shabi nos lo pone fácil: se le puede entrevistar en francés, inglés, italiano, árabe y, por supuesto, también en su arameo natal. Las tres primeras lenguas las aprendió durante sus nueve años de noviciado en Roma, una estancia que culminaría con un viaje en coche por toda Europa antes de volver a Irak en 1969.

«Eran otros tiempos», dice el sacerdote desde su oficina en la iglesia de Santa María del Rosario de Bagdad. Se trata de un templo hoy protegido por muros de hormigón, alambre de espino y soldados a la entrada. Aún así, no parece ser suficiente para garantizar la supervivencia de un pueblo cuya presencia parece diluirse inexorablemente en Mesopotamia.

¿En qué situación se encuentra la minoría cristiana?

Desde que empezó la guerra en 2003, más de medio millón de cristianos ha huido de Irak. Porcentualmente, somos el pueblo de Irak que más éxodo está sufriendo ya que más de la mitad de nuestra comunidad se ha ido del país.

¿Ha adoptado el Gobierno alguna medida para protegerles?

Tras décadas de represión a manos de Saddam, el país está girando irremisiblemente hacia el integrismo religioso chiíta. Hay una lucha de poder muy fuerte entre los diversos grupos islámicos y hoy el poder está en manos de los musulmanes chiítas. No tengo la menor duda de que dicha islamización del país se trata de un movimiento dirigido en gran medida desde las más altas esferas del poder. Nuestras iglesias son atacadas por terroristas suicidas, y muchas veces esto ocurre con la connivencia de la Policía. Hablamos de milicias de cualquiera de las corrientes islámicas, sean chiítas, sunitas, salafistas.... La situación es de total descontrol, hasta el punto de que Al-Maliki (primer ministro iraquí) no podría ayudarnos ni aunque quisiera.

¿Cuáles son los motivos principales tras esta persecución?

Hemos sido siempre un pueblo pacífico y trabajador. Teníamos una reputación de contribuir a la cultura iraquí con numerosos escritores, poetas, filósofos... Hasta ayer mismo, hemos vivido en perfecta armonía junto con sunitas, chiítas, yezidíes... pero los extremistas se esfuerzan ahora por reforzar la imagen de que somos una especie de `recién llegados', algo así como una `extensión de Occidente' en Oriente Medio. Por otra parte, el hecho de que hubiera algunos ministros cristianos durante los años de Saddam Hussein no hace sino empeorar las cosas.

Pero, ¿no se habla de una «notable mejoría» de la seguridad a partir de 2009?

Recientemente murieron más de 30 personas en Samarra, esa es la seguridad que tenemos. Si bien el número de secuestros es ahora menor, el riesgo de atentados suicidas sigue siendo el mismo. Saddam era un tirano, pero lo cierto es que nosotros vivíamos tranquilos. Podíamos celebrar nuestras ceremonias sin temor a que un suicida explotara en nuestros templos y no teníamos miedo de abrir nuestras tiendas.

¿A qué otros problemas se enfrentan ustedes además de a la falta de seguridad?

Básicamente a los mismos que cualquier otro iraquí: desempleo, carencias en las infraestructuras más básicas... Mire lo que está sucediendo en el resto de los países árabes. Los tiranos están cayendo porque la gente está cansada y ha dicho `basta'. Aquí la gente también está saliendo a la calle pero no para derrocar a un Gobierno, sino para protestar por una situación que apenas ha mejorado desde 2003.

¿Han recibido ayuda desde fuera de Irak?

¿Qué ha hecho Europa para ayudarnos? ¿Y Roma? Ni las autoridades civiles ni las religiosas en Europa han movido un solo dedo por nosotros en el peor momento de nuestra historia. Una vez más, el mundo parece asistir indiferente al genocidio de un pueblo. El Papa Benedicto XVI repite que hay que ayudar a los cristianos de Oriente pero no es más que palabrería. En el mundo ya no quedan más cristianos que los de Oriente. Los musulmanes van a estudiar el Corán a Malasia, Yakarta... ¿A dónde van a estudiar nuestros jóvenes? Ese sería un buen comienzo.

¿Cree usted que la situación tiene visos de mejorar antes de que sea demasiado tarde?

¿Me pregunta usted por el futuro? Nuestra gente huye del país; si no nos matan nos quitan nuestros medios de supervivencia; nos hacen la vida imposible quemando nuestros locales y negocios o nos atormentan con mil obstáculos burocráticos, y sólo porque somos cristianos. No somos árabes, somos semitas. Hablamos arameo y llevamos en Mesopotamia desde los tiempos de Hamurabi. Somos hijos de Abraham, de Nabucodonosor; tenemos 6.000 años de historia, pero nuestro futuro en Irak no pasa de mañana. Karlos ZURUTUZA

 

 

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