Armenia recuerda el genocidio mientras sigue estancada la reconciliación con Turquía
Los armenios conmemoraron ayer el 96 aniversario del genocidio de su pueblo bajo el Imperio Otomano, que se estima acabó con la vida de millón y medio de personas. Ciudadanos turcos se atrevieron, por segundo año, a conmemorar en Estambul aquella tragedia.
GARA | EREVÁN
Miles de personas desfilaron ayer por las calles de Ereván hasta el monumento a los muertos de Tsitsernakaberd, en la capital armenia, para homenajear la memoria de las víctimas del genocidio que en 1915 acabó con la vida de un millón y medio de sus antepasados por orden del Imperio Otomano, en un momento en el que el proceso de reconciliación entre Armenia y Turquía se encuentra estancado.
«Armenia ha probado con sus gestos resueltos que a pesar de las páginas negras de la Historia, aspiraba a la paz con sus vecinos, Turquía incluida», declaró ayer el jefe de Estado armenio, Serge Sarkissian.
«Sin embargo, la política oficial de negación (del genocidio) de Turquía continúa», lamentó el presidente de esta antigua república soviética del Cáucaso.
Armenia y Turquía firmaron en octubre de 2009 los protocolos de reconciliación que podrían haber puesto fin a décadas de hostilidades y permitir la reapertura de la frontera común entre ambos países, pero el proceso se ha estancado debido a acusaciones mutuas de falta de implicación. Ereván congeló la ratificación de los protocolos en abril de 2010, pero Sarkissian subrayó recientemente que tomó esa decisión «algún tiempo después de que Ankara se negara a ratificarlos en su Parlamento».
Los armenios califican de genocidio las masacres y deportaciones que, según las estimaciones se saldaron con un millón y medio de muertos en su comunidad. Turquía, por su parte, admite que entre 300.000 y 500.000 personas perdieron la vida, pero no víctimas de una campaña de exterminio sino debido al caos reinante en los últimos años del Imperio Otomano.
El Estado francés, Canadá y el Parlamento Europeo aprobaron la caracterización de aquellos hechos como genocidio. El sábado, el presidente estadounidense, Barack Obama, recordó la masacre y pidió a Ankara el «pleno» reconocimiento de aquellas muertes, poniendo mucho cuidado en no pronunciar la palabra genocidio, un término por cuya utilización abogó durante la campaña electoral de 2008. Turquí se apresuró ayer a criticar la «unilateral» declaración de Obama que «deforma los hechos históricos».
Sin embargo, varios centenares de turcos se concentraron ayer en la plaza Taksim, de Estambul, la ciudad más grande de Turquía, en honor a las víctimas de aquellas masacres, quebrantando un tabú por el segundo año consecutivo al secundar el llamamiento realizado por una plataforma contra el racismo. Con claveles y velas rojas conmemoraron «la deportación mortal» -a palabra «genocidio» es tabú- que consideran un crimen contra la humanidad.
Señal de que la situación entre Erevás y Ankara sigue siendo tensa es la decisión del primer ministro turco, recep Tayyip Erdogan, de desmontar un monumento a la amistad con Armenia, cerca de la frontera común, que calificó de «mostruoso».
Por segundo año consecutivo, ciudadanos turcos recordaron en Estambul a las víctimas de «la deportación mortal» que consideran un crímen contra la humanidad. Nacionalistas turcos denunciaron frente a ellos «la mentira armenia».