Joseba ITURRIA

Philippe Gilbert confirmó el pronóstico y consiguió ayer con su primer triunfo en la Lieja-Bastogne-Lieja un pleno histórico en las cuatro clásicas ardenesas tras los triunfos obtenidos en las dos últimas semanas en Flecha Brabançone, Amstel y Flecha Valona. Sólo los hermanos Schleck lograron aguantar el impresionante momento de forma del valón, pero ni pudieron disputarle el sprint en un final en el que fue muy superior.

Euskaltel Euskadi tuvo protagonismo en la Lieja al intentar colocar a Egoi Martínez en la fuga en la que entró el irundarra Juanma Garate. Después los naranjas trabajaron en la parte final para endurecer la prueba, pero Samuel e Igor Antón no pudieron responder al duro ataque de los Schleck en la penúltima cota de Roche aux Faucons.

Sólo Gilbert aguantó el ritmo de los luxemburgueses y junto a ellos quedó el único superviviente de la fuga, Van Avermaet (BMC). Los dos hermanos y el valón se entendieron para abrir hueco con sus perseguidores y por detrás Igor Antón intentó enlazar con ellos sin éxito al lanzar un ataque en un repecho.

Los Schleck probaron a Gilbert en la última subida a Saint-Nicolas, situada a cinco kilómetros de meta, pero el hombres más en forma del momento fue el que lanzó un ataque impresionante para descolgar a un corredor rápido como Van Avermaet, que se limitaba a seguir su rueda. No sólo se quedó descolgado el flamenco, también Andy Schleck, pero su hermano y Gilbert le esperaron y fue el encargado de marcar el ritmo del trío en los últimos kilómetros para que Frank llegara fresco a un sprint en el que el gran favorito venció con una autoridad insultante.

Felicidad junto a su hijo

Philippe Gilbert se mostraba feliz tras su triunfo siete años después de que Rebellin fuera el último en ganar en un mismo año Amstel, Flecha y Lieja. Sobre todo destacó la fiesta que vio a su alrededor. Ni valones ni flamencos habían ganado en Lieja desde que lo consiguió Frank Vandenbroucke en 1999 y Gilbert reconoció que vivió un día especial «desde el control de firma».

El líder del Omega explicaba que «ha sido una jornada impresionante desde la salida. En todo el recorrido había cantidad de pancartas de apoyo y todo el mundo gritaba mi nombre. He pasado por mi pueblo y estaba lleno de gente, como La Redoute, con un ambiente excepcional en toda la subida. Además sabía que mi pequeño hijo estaba en la línea de meta esperándome y poder subir al podio con él en esta carrera es algo maravilloso. Ganar estas clásicas es lo mejor que he vivido en mi carrera. No puedo explicar con palabras lo que siento en este momento».

Agradecía el comportamiento de los hermanos Schleck, que no tuvieron la misma actitud de los rivales de su compañero Cancellara en las clásicas del pavés: «Muchos en su situación dejan hacer al favorito, pero ellos no se han comportado así. Son campeones de mucha clase, que toman su responsabilidad, y han colaborado hasta el final a pesar de que era más fuerte al sprint».