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América latina da cobertura al paso al frente de la ANP para superar el bloqueo israelí

El reconocimiento del Estado palestino por parte de varios países de América Latina confirma una diplomacia regional más independiente de EEUU y supone un aval a la decisión de la ANP de forzar a que la ONU se posicione ante el bloqueo de la cuestión palestina, auspiciado por Israel con la complicidad de Occidente.

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Marina DE RUSSE (FP) I

En los últimos meses, Brasil primero, seguido después por Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile y, más recientemente, Perú y Paraguay han reconocido el Estado palestino. Se espera que Uruguay haga lo propio este mismo año.

Estos reconocimientos responden a la confluencia de dos situaciones. Por un lado, por «la constatación palestina del bloqueo de la cuestión, y de que es necesario dar un salto adelante implicando directamente a la ONU», y por otro, del «deseo paralelo de Brasil de jugar un papel más importante en las relaciones internacionales», explica Jean-Jacques Kourliandsky, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) de París.

Ante el persistente estancamiento en las conversaciones de paz con Israel, los líderes de la Autoridad Palestina instarán en setiembre a las Naciones Unidas a reconocer el Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, antes de la Guerra de los Seis Días y la ocupación sionista de Gaza y Cisjordania.

Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay y Ecuador han sido los primeros en hacerlo en esos términos. Chile y Perú, más condicionados por EEUU, no incluyeron precisiones sobre las fronteras. Después de lograr una masa crítica de países (un centenar ya reconoció a Palestina, la mayoría en los años posteriores a la declaración de independencia de 1988), diplomáticos palestinos prevén presentar en setiembre su reivindicación ante el Consejo de Seguridad.

Política exterior más independiente

Para Michael Shifter, del organismo Diálogo Interamericano, con sede en Washington, los reconocimientos latinoamericanos se encuadran en una tendencia constante en Sudamérica a aplicar una política exterior independiente, incluso en cuestiones más delicadas como Oriente Medio».

«El impacto internacional ha sido bastante importante. Sobre esta cuestión, en la que a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad [EEUU, Rusia, China, Estado francés y Gran Bretaña], tienen voz y veto, hay una presencia latinoamericana que no existía», constata Kourliandsky.

Los reconocimientos han coincidido con la Tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Foro América del Sur-Países Arabes (ASPA). Desde la primera cumbre en Brasilia en 2005, donde ambos bloques dieron un apoyo unánime a la causa palestina y criticaron a Israel, las relaciones entre las dos regiones se han consolidado. A principios de 2009, el ex presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó a Ramallah y Jerusalén. Luego, a finales de 2009, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, hizo una gira por Sudamérica.

Existe un «creciente desarrollo de las relaciones entre regiones en el mundo emergente y un cambio estratégico regional, que revela cierto declive de la influencia de EEUU y un aumento del rol de Brasil», destacó el analista argentino Rosendo Fraga, del Instituto Nueva Mayoría en Buenos Aires.

En Sudamérica, «el liderazgo de Brasil se afianza», subraya El gigante sudamericano reclama un asiento permanente en el Consejo de Seguridad y una mayor participación de los países emergentes en las relaciones internacionales.

Pero, más allá de las transformaciones geopolíticas de los últimos años, la cuestión remite al hartazgo de la población palestina tras veinte años de proceso negociador trucado desde su inicio.

Hamas mantiene su negativa a negociar nada en esas condiciones. La ANP impulsa esta iniciativa tras constatar que Israel sólo busca ganar tiempo -y colonias- en el proceso. Palestina se mueve, y el acuerdo de unidad nacional es buena muestra de ello.

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