Michael Rowe iba para guionista, pero hace siete años encontró una idea que merecía la pena filmar, cuando le hablaron del caso de una joven que para retener a su amante aceptó tener una actitud masoquista en la cama. Le costó todo ese tiempo conseguir verla terminada, debido a que su idea se topó con muchos prejuicios por parte de los productores, pese al poco dinero que necesitaba. Le bastaba con una pareja de intérpretes comprometida, unos interiores con sonido ambiente y una planificación a base de tomas fijas.

De Oaxaca a D.F.

El cineasta mexicano de origen australiano encontró en Mónica del Carmen a su protagonista femenina, representativa de las mujeres indígenas que luchan por hacerse un hueco en la sociedad moderna, emigrando de provincias como Oaxaca a la capital de México D.F. Una vez allí, se siente desubicada y se refugia en el sexo, lo que, en lugar de ayudarle a desarrollar una plena intimidad, le conducirá a una autodestructiva relación de dependencia.