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Floren Aoiz www.elomendia.com

El futuro tiene color verde

La estrategia de guerra sin complejos ha fortalecido las ansias independentistas a la vez que ha debilitado las posiciones de quien alardeaba de su poderío policial. Cualquiera podría apuntar que esto es precisamente lo que le sucedió al franquismo

Putxe(razo) López, máximo responsable (al menos sobre el papel) de uno de los cuerpos policiales que han aportado «pruebas» contra Bildu, dice que los jueces españoles se enfrentan a un papelón. También ha sugerido que los nacionalistas españoles acabarán pagando un alto coste por sus actitudes en esta coyuntura histórica.

López acusa ya el golpe. No es casual que «El País» ponga pegas a la impugnación de Bildu o que Aizpeolea hable de la pérdida de la batalla de la opinión pública. Les cuesta aceptarlo pero, llegados a este punto, hagan lo que hagan los jueces, la estrategia de apartheid ha sido derrotada.

Los nacionalistas españoles podrán autoconvencerse de los grandes réditos electorales que les aporta su intransigencia, pero el proceso de deslegitimación del Estado en Euskal Herria durante los últimos años habría sido muy difícil de imaginar sin su obstinación en borrar cualquier traza de apariencia democrática deteniendo, ilegalizando, convirtiendo a los jueces en inquisidores e imponiendo el juego más sucio en todas las instituciones.

Uno no ha esperado nunca que de un día para otro y reconocieran la indecencia de sus métodos en Euskal Herria. Pero podía suponer que algún día asumieran que están arruinando su propio proyecto de estado, alejando de él cada día a más ciudadanos en Euskal Herria y Catalunya.

La estrategia de guerra sin complejos ha fortalecido las ansias independentistas a la vez que ha debilitado las posiciones de quien alardeaba de su poderío policial. Cualquiera con dos dedos de frente podría apuntar que esto es precisamente lo que le sucedió al franquismo. Es más, es lo que provocó la pérdida de buena parte del imperio colonial español. Pero no parece que las reflexiones sobre las razones de la ruina del proyecto histórico del españolismo sean muy bien recibidas en los círculos de poder.

¿Han entendido que su estrategia los debilita política y estratégicamente pese a la apariencia de «victoria policial» que se han empeñado en crear y creerse? No es fácil saberlo. De hecho, creo que ni ellos lo saben.

El nacionalismo español se enfrenta a sus viejos fantasmas y no tiene más cartuchos que los represivos, que hace tiempo estallan en sus propias narices. Si responde con audacia a la situación que se está abriendo, corre el riesgo de afrontar una ruptura. Si da prioridad a la unidad interna, mediante un consenso PP-PSOE y una operación de homogeneización de los aparatos del Estado, los costes en Euskal Herria serán descomunales y cuando llegue la hora de reposicionarse, pues no van a poder atrasarlo indefinidamente, se enfrentarán a una situación mucho peor que la que ahora ven con auténtico pavor.

Entre tanto, el reciente Aberri Eguna ha ratificado la existencia de un horizonte estratégico independentista que se fortalece pese a los intentos de algunos partidos de desautorizar a sus propios simpatizantes, militantes e incluso cargos públicos que prefirieron dar color verde al día a las convocatorias de sus dirigentes. Hagan lo que hagan los nacionalistas españoles, está claro hacia dónde debemos mirar los abertzales. Con ilegalizaciones o sin ellas, con represión o sin ella, hay algo que ya no pueden cambiar: el futuro tiene color verde.

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