Raimundo Fitero
Asfixia simulada
Hace apenas veinticuatro horas se nos aseguraba que el mundo era más seguro porque habían asesinado a Bin Laden. Hoy sabemos que el mundo es más infecto, que se acaba de dar la gran vuelta de tuerca a la inocencia del mundo. Se ha mancillado cualquier noción de democracia, de las leyes internacionales, del triunfo de los valores de libertad, jurisprudencia y todas esas entelequias con las que hemos ido funcionando para soportar la levedad de nuestro ser y estar en este mundo de trileros. Barack Obama acaba de proclamarse más nocivo que todos los presidentes republicanos que le precedieron. Es el cómplice y tutor del mayor acto de terrorismo institucional que se tiene conocimiento. Lo peor, es que es aplaudido por gentecilla de tan poco fuste como ZP, y sus corifeos ministeriales.
En un plató televisivo, en una entrevista plácida, a favor de obra, lo que quiere decir que con preguntas pactadas, pactadísimas, el actual jefe de ese monstruo liberticida llamado CIA contesta con una frialdad patológica para dejar claro que ellos, la CIA, Obama, tienen cárceles secretas, donde torturan, por el método de la «asfixia simulada», morboso eufemismo para hablar de la bañera, y que así después de cerca de doscientos pases por esta tortura a una persona consiguieron alguna pista para llegar a donde, dicen, estaba Bin Laden, al que acribillaron, pese a no estar armado. Pero dicen que se defendió. Y nos asegura que probablemente se mostrará el cuerpo de Bin Laden.
¿Se puede ser más cínicamente chulo, prepotente, criminal? ¿Cuándo van a actuar esos tribunales internacionales? Se han cargado todas las reminiscencias democráticas. Vivimos en el imperio de la fuerza bruta, de la unilateralidad, del todo vale. Sabíamos que un falangista con mando en el Congreso de Diputados puede censurar e insultar a quien le dé la gana, que un informe policial prefabricado te puede mandar a la muerte civil, y que eso de la asfixia simulada, es una práctica tristemente conocida por estos lares, pero que se diga de manera tan impune, que se mienta de tal manera, no había sucedido nunca de forma tan descarada. El mundo está bastante peor que hace dos o tres días.