El nacionalismo escocés se perfila como vencedor de las elecciones
Las encuestas apuntan a que el electorado escocés ha decidido renovar su confianza en el Ejecutivo saliente y que los nacionalistas del SNP conseguirán hacerse con el mayor número de escaños con una renovada promesa de referéndum de autodeterminación a celebrar en esta legislatura.
Soledad GALIANA
Las últimas encuestas de opinión publicadas por los dominicales escoceses «Scotland on Sunday» y «Mail on Sunday», auguran que la formación independentista Partido Nacionalista de Escocia (SNP) conseguirá la mayoría en el Parlamento de Holyrood, en Edimburgo, en las elecciones que se celebran hoy. Las encuestas apuntan a que los electores premian la actuación de la coalición de Gobierno, con un incremento en el voto de los Verdes, que integran el Ejecutivo con el SNP de Alex Salmond, que aventaja a los laborista en diez puntos. Todo indica que grandes áreas de Escocia, desde los Highlands, en el sur, a Cape Wrath, en el norte, pasando por la capital petrolera de Aberdeen, en el este, apoyarán a los nacionalistas en estos comicios.
A pesar de que las encuestas muestran que la distancia entre los laboristas y el SNP parece haberse recortado, los analistas están prácticamente seguros de que Salmond conseguirá ganar estas elecciones y liderar el próximo Gobierno tras haber recortado los quince puntos de ventaja que los laboristas tenían el pasado marzo y haberse situado por delante en las preferencias de los escoceses.
El incremento en el voto nacionalista se debe al trasvase de los liberales demócratas, que pagarán caro en los comicios escoceses el apoyo a los conservadores en la coalición de Gobierno de Londres, una decisión que sus votantes no han podido aceptar o perdonar a su líder, Nick Clegg. El voto de los liberales ha caído a la mitad, a un 8%, lo que se traducirá en menos de diez escaños. Sin embargo, es revelador que los electores liberales hayan decidido apoyar al SNP en este voto de castigo contra su partido en lugar de centrar su atención en el partido laborista, y fuentes laboristas aseguran que el trasvase de votos hacia el nacionalismo es mayor en áreas rurales y áreas urbanas más ricas que los liberales consideraban suyas.
Así pues, los esfuerzos del líder laborista escocés, Iain Gray, por conseguir desbancar a los nacionalistas escoceses -incluyendo una flotilla de diez mil activistas en el día de la votación, cuando la ley electoral británica todavía permite solicitar el voto a pie de colegio electoral- parece que serán en vano y posiblemente Salmond repetirá con sus socios de Gobierno por otros cinco años. La posibilidad de que los votantes liberales migrarían al laborismo se ha demostrado errónea y ha empujado al partido de Gray a probar una nueva estrategia, pero sus llamadas contra el desempleo juvenil y sus ataques contra los conservadores no han conseguido atraer a los votantes.
Si las encuestas se reflejan en los votos, los nacionalistas obtendrán cincuenta escaños, que no serán suficientes para una mayoría en un Parlamento de 129 diputados, pero sí para liderar las negociaciones de cara a la formación de Ejecutivo, y quizás para forzar a los liberales a apoyar la celebración del referendo de independencia de Escocia en un plazo de tres o cuatro años a cambio de incluir algunas de sus propuestas electorales en el programa de gobierno. Sin embargo, por el momento, este apoyo es dudoso tras las declaraciones del liberal escocés, Tavish Scott, que aseguró que «un voto por el SNP es un voto por la independencia y cinco años de campaña política sostenida por el separatismo».
A pesar de ello, Salmond ha insistído en que un segundo periodo de Gobierno les otorgaría el mandato necesario para llevar a cabo la consulta de autodeterminación. Y ésa es precisamente la cuestión que los laboristas están usando para intentar atraer a ese tercio de los votantes indecisos, atemorizando a los escoceses con argumentos alarmistas sobre la «amenaza» de los planes de Salmond a la unidad de Gran Bretaña y la debacle económica que significaría para las finanzas escocesas.
No obstante, los intentos laboristas de convertir esta campaña en una batalla por el futuro de Gran Bretaña parecen haber fallado. Si bien es cierto que la distancia entre laboristas y nacionalistas se ha recortado, un 50% de los escoceses considera que el SNP hará un mejor trabajo que los laboristas en la defensa de los intereses de Escocia frente al Ejecutivo londinense.
Las voces opositoras laboristas empezaran a oírse a partir de hoy si las expectativas se transforman en realidad.
El partido laborista se dibuja como ganador de las elecciones a la Asamblea de Gales, con un 49% del voto. Los conservadores han caído hasta el 20% en las preferencias de los electores, mientras que el partido nacionalista Plaid Cymru obtendrá un 17% y los liberales bajan al 8%. Las encuestas sitúan a los laboristas al borde de la mayoría absoluta en la Cámara legislativa galesa, el Senedd, pero para lograr esa mayoría todo dependerá de la victoria del partido en los distritos marginales. En las elecciones del 2007, los laboristas consiguieron el 32% de los sufragios; los conservadores y Plaid Cymru, un 22%, y los liberales, el 15%.
Un portavoz de los laboristas galeses apuntó a que «la respuesta de los electores está siendo muy positiva, pero todavía tenemos una batalla difícil por delante», mientras que Plaid Cymru afirmó que «más y más gente se ha dado cuenta de que los laboristas han abandonado Gales y sus fallos no deben de ser premiados». S.G.