Se ha acabado el cuento y el victimismo» anunció Iñaki Aldekoa en Gasteiz y, como un eco, José Anto- nio Pastor, del PSE, manifestó en Barakaldo: «se acabó ya la época del victimismo y el disimulo». Lo del cuento, disimulo y victimismo, querido lector, era referido a Bildu. ¿Coincidencia casual? ¿Coincidencia causal?, ¿Chi lo sa?

Bien es cierto que cuando a uno lo persiguen, le dan de hostias en las manifestaciones cuando no directamente prohíben las mismas, lo detienen, lo torturan, lo ilegalizan, lo encarcelan, lo dispersan, le impiden el derecho al voto y a ser votado, confiscan sus bienes y cierran sus locales, vigilan sus comunicaciones, le multan en repetidas ocasiones y le insultan en los medios de comunicación con injurias inimaginables; uno puede tener la tentación y desvergüenza de aprovecharse de la situación en beneficio propio.

Por eso Patxi Zabaleta afirmaba, refiriéndose a Bildu, que «el efecto del perseguido ya le va a dejar de ser rentable y hay que hacer política» porque «todos estamos en disposición de luchar en igualdad de condiciones en las urnas», olvidándose por un momento, (cosas de la edad y no de la maldad, of course), que la izquierda abertzale carece de partido legal propio.

Y prosiguió: «Hablar de ellos (por Bildu) se va a acabar hoy. Ahora comienza el tiempo de centrarnos en nosotros y en lo que ofrecemos a los ciudadanos». Y los ciudadanos, que esperaban la llegada del nuevo mesías, irrumpieron en vítores. Pues ya se sabe que en la Democracia los políticos ofrecen sus mercancías y la participación de los ciudadanos consiste en comprar o rechazar lo ofertado.

Y siguió hablando de Bildu el que no quería hablar de Bildu. Para marcar sus diferencias. Por si alguien todavía no se ha dado cuenta. «Bildu es más soberanista que de izquierdas por los condicionamientos que aportan sus integrantes al nuevo proyecto». De lo que se infiere que, o bien Aralar es menos soberanista que de izquierdas o que es tan soberanista como de izquierdas. Hay quien dice que la influencia izquierdista del PNV en Nabai es de tal magnitud que van a cambiar el nombre de la coalición por el de Unión de Hermanos Proletarios (UHP) y la «a» de su icono se tornará en A con un círculo en derredor. Del Dios y Ley vieja al Ni Dios ni Ley, todo el poder a los soviets.

En el mismo acto, Aintzane Ezenarro, viniéndose arriba, vaticinó que «a pesar de los que se resisten a abandonar la mentalidad político militar» ellos «impulsarán la nueva cultura política necesaria en este país». Por fin la eterna contradicción «poli-milis/milis» será superada de manera dialéctica. Una nueva revolución cultural dará a luz una síntesis liberadora.

Queridos poliéticos, a veces, hay apuestas políticas precipitadas, que quedan aisladas de la realidad social. Por eso no es bueno el insistente corte de amarras con el buque nodriza. No malgastéis los arpones contra la txalupa de origen. A quien hay que arponear es al Capital y al Estado y romper amarras con Madrid. Muxu bat.