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El formato sí importa

Una vez más, Arrigorriaga se pone su nariz roja, sus zapatones, acepta los lenguajes más descabellados como signo de sentido común, para convertirse en una grandísima pista de circo habitada por artistas de la risa y la ensoñación.

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Carlos GIL

El Festival de clowns de Arrigorriaga comenzó en su vida interna el pasado 30 de abril con un taller realizado por uno de los grandes maestros del payaso moderno, Johnny Melville, una tradición formativa que es uno de los puntales de esta cita, ya que proporciona a jóvenes inquietos, a algunos educandos en artes escénicas e incluso profesionales, la posibilidad de contactar con profesores muy cualificados que pueden ayudar a despertar vocaciones, o a consolidar intuiciones.

Es una de las partes no visualizadas de este Festival, pero quizá de las que deje mayor poso, y por lo tanto muy importante, al igual que es de suma relevancia social la actividad ya habitual de este festival consistente en llevar al Hospital de Cruces a algún artista para hacer un poco más llevadera la instancia allí de niños y enfermos en general. Este año ha sido David de Bustos con su payaso inflador de globos. También hubo una conferencia, a cargo de Iván Prado, director del gallego Festiclown que fue noticia mundial al ser detenido por las autoridades israelitas cuando intentaba organizar un festival de payasos en Palestina. Una exposición sobre este asunto completa las actividades paralelas.

Las actuaciones, como tales, comenzaron el jueves día 5, y por cuestiones de diversa índole técnica, lo que estaba pensado para un recinto abierto, se hizo en el Lonbo Aretoa, con mayor recogimiento y alguna duda para la realización de algún número circense, pero ya de inicio se plantea el debate: el tamaño puede no importar, pero ¿importa el formato? El espectáculo se denomina «Neska Kabaret», lo presenta Lala Mandarina, y se trata de un espectáculo de números de circo, con formato de cabaret; es decir, en el formato en el que a lo largo de la historia más tiempo ha permanecido, muy cercano a la variedades. Malabares, acrobacias, magia y una presentadora en esta ocasión que consigue catalizar la atención y conducir el espectáculo. Todo mujeres, con un buen nivel técnico, aunque les falta más experiencia escénica. El público, compuesto en su mayoría por niños y niñas de corta edad, condicionó su desarrollo, pero descubrimos una manera ideal para impedir que los niños acudan a todos los estímulos: «no, niños, no; tengo orden de alejamiento». La presencia de niños es un tema a estudiar.

Decíamos que el formato importa porque el viernes hubo una Gala del Circo, en donde el esquema era exactamente el mismo. ¿Qué diferencia existía además de los artistas, sus calidades y matices? Muy poca, el humor para conducir las actuaciones a cargo de Jon Zabal y solamente un importante matiz por espacio elegido, esquema y nómina, el circo aparecía de manera más sustantiva. Es decir, esta gala era de circo, pero en formato sencillo, aunque con números de equilibrismo, acrobacia y contorsionismo de primera categoría.

Los niños

Apuntábamos estudiar lo de los niños, porque es algo imposible de controlar en la calle. Por lo tanto hay propuestas en las que la excesiva presencia de público a menudo condiciona el desarrollo de un trabajo ya que sus niveles de comprensión y de retorno son muy diferentes. Sucedió algo así con «Big Boss & Tandarika Orkestar», presentado por el payaso americano Jango Edwards junto a la joven compañía catalana Passabarret. La propuesta necesita de una participación en una frecuencia adulta. Y estaban rodeados de niños y niñas, lo que les obligó a cambiar su estrategia de comunicación, colapsando su propio fluido dramático. Jango, el gran Jango Edwards, se mostró incómodo, en ocasiones nervioso, en otras ausente y siempre reiterativo en sus gestualidades; los jóvenes artistas polifacéticos pelearon contra los imponderables. Merecen otra oportunidad.

La cama elástica convertida en campo creativo, en escenografía y recurso, es lo que hacen los también catalanes de Bot Project, dos acróbatas que parecen desafiar la lógica científica. Es divertido, sencillo, asequible, dinámico. Los pequeños se quedan boquiabiertos y sus padres piensan en lo que pasará cuando lleguen a su casa y empiecen los niños a botar en su cama. Completó las actuaciones del viernes la compañía vasca En la Lona que presentaron su espectacular «Éxodo» con sus carros de fuego y estética apocalíptica.

Para los niños estuvo dedicada la mañana del sábado. En primer lugar con uno de esos espectáculos que se han puesto de moda: peinar y maquillar a los niños, de maneras muy impactantes y coloridas, y a todos aquellos que se presten. La Cia Plaf lo presenta con el título de «Pajaritos en la cabeza», ya que van creando un mundo onírico y enloquecido en movimiento. Los payasos vascos Mr. Red & Mr. Blues presentaron su trabajo «Joan etorrieroak», con una puesta en escena sencilla, números del repertorio clásico acomodados a sus posibilidades, con una ejecución que se irá modelando y completando con el tiempo, ya que son dos jóvenes promesas que todavía andan buscando a su propio clown.

 

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