Los malos resultados de la Real lejos de Anoeta -sólo ha sumado diez puntos esta temporada en sus desplazamientos, cifra sólo superior a la de Hércules (9) y Osasuna (8), que hoy puede mejorarla en Zaragoza- convierten los dos partidos del estadio ante rivales directos como claves para lograr la permanencia. Y no se puede esperar al segundo. El miércoles está en juego la continuidad de Gipuzkoa en Primera y cabe esperar que la Real responda a lo que ha sido habitual durante la temporada con el apoyo de su gente. El partido va a estar condicionado por lo que hagan hoy Zaragoza y Osasuna, pero en ningún caso les bastaría un punto a realistas y maños. Por eso la Real tendrá que pensar en ganar y certificar la salvación. No es agradable llegar a falta de tres partidos con peligro de descender y más tras la buena marcha del equipo hasta febrero, pero tampoco puede cundir el nerviosismo. La suerte de la Real es que se va a jugar su futuro en casa, donde ha sido fuerte, y que tiene tres opciones para lograr esa victoria que resultaría suficiente.