Iker Bizkarguenaga | Periodista
Aires de cambio en la vieja Europa
Los últimos años del siglo pasado estuvieron caracterizados en Europa por la aparición de nuevos estados, en algunos casos por el desmembramiento de la superpotencia soviética, como sucedió con las repúblicas bálticas, y en otros, después de un parto largo, duro y muy doloroso. Así sucedió con lo que fue Yugoslavia, donde las potencias occidentales jugaron además un papel destacado.
Acabó el siglo XX y parecía que el mapa europeo se estabilizaba. La ampliación hacia el este de la Unión Europea, unos cuantos años de bonanza económica y la resistencia natural a los cambios de unas instituciones tan conservadoras como las que rigen nuestro destino continental, no hacían aventurar cambios a corto plazo, pese a que las tensiones nacionales eran evidentes en muchos estados.
Sin embargo, esas expectativas han quedado superadas en apenas un par de lustros. Ni el contexto político ni el económico son iguales hoy a los del año 2000, y las tensiones son patentes tanto en el seno de la UE como en varios de sus estados.
Sin olvidar los cambios que puedan derivarse de la crisis estructural que sufrimos -esta misma semana se ha especulado con cambios en la composición de la eurozona-, en lo que se refiere a los conflictos nacionales los movimientos se están desarrollando con gran rapidez.
Tenemos, por un lado, el fallido estado belga, donde sólo resta encontrar a la persona o grupo de personas con el cuajo suficiente para asumir la responsabilidad de finiquitarlo.
Por otra parte, la sociedad escocesa ha alcanzado un grado de madurez que sólo puede desembocar en una separación amistosa de sus vecinos del sur. El ejemplo de Escocia es edificante, y hay que felicitar a un partido, el SNP, que con seriedad y trabajo ha logrado la adhesión mayoritaria de una sociedad que será llamada a referéndum dentro de cuatro años.
¿Qué decir de Sinn Féin? Su liderazgo, no sólo ha consolidado su posición como partido en cotas que se veían lejanas hace unos años, sino que ha situado a los partidarios de la unificación de Irlanda a pocos pasos de ser mayoría en los seis condados del norte. Su día llegará pronto.
La Europa de dentro de unos años será muy diferente de ésta, y los cambios, una vez asumidos, se producirán de forma natural, sin diques que los impidan. También en Euskal Herria.