Juan Mari FELIU

Desde Irati se puede alcanzar el pico de Ori en una magnífica etapa de cresta que, aunque larga y tediosa, es suave, limpia de arbolado, en contraste de lo que tanto caracteriza el bosque de Irati. Esta salvedad nos permitirá vislumbrar una pintoresca panorámica, principalmente sobre los profundos y sinuosos valles de la alta Zuberoa.

Esta excursión sigue el célebre itinerario de la HRP (Alta Ruta de los Pirineos), que une por el filo del cordal los mares Cantábrico y Mediterráneo, y nos ofrece en esta época primaveral una excelente oportunidad para disfrutar del paisaje de la parte más oriental de Euskal Herria. Para recorrer el largo balcón de lo que constituye la antesala de la alta montaña del Pirineo Occidental, y en concreto del vasco, es imprescindible hacerlo con el mejor clima posible.

El itinerario se inicia en el alto del puerto de Bagargiak (1.327 m.), paso de la carretera que une Larraie (Zuberoa) con Mendibe (Benafarroa), lugar donde se encuentra el antiguo centro invernal de esquí nórdico y vacaciones de Irati. Los primeros pasos se realizan por una amplia pista que discurre hacia el sur entre los chalets que salpican la boscosa ladera norteña de Organbideska, donde se alza una antena de comunicaciones

Desde este lugar abierto a un inesperado paisaje hacia el pico de Ori, bajaremos hacia un próximo collado donde se encuentra una caseta pintada de verde (1.404 m.), donde veremos más abajo el carretil que sube a los amplios lomos herbosos de Pelusegaina y baja por el barranco de Ibarrondoa a la cuenca del Irati. Por senda y sin problemas de orientación mientras no aparezcan las habituales nieblas, dejaremos cercanas una hilera de parapetos de caza que no abandonaremos hasta las cercanías de la cumbre de Zazpigaina.

En el collado de Mehatze (1.583 m.), sin tocar el asfalto seguiremos contorneando la cota (1.427 m.), donde hay una caseta junto el carretil y alcanza un ramal de una pista de grava que pierde altura por la amplia cabecera del profundo barranco Odeizakia que se pierde en el fondo de las tierras de Larraine.

Una vez en el collado Lapatignegaina (1.453 m.) abandonaremos la loma salpicada de una línea de parapetos de caza por otra pista que baja a una borda en ruinas donde termina. Le sigue un camino que se deshilacha en sendas que bordean los herbosos flancos de Pelusegaina. Más abajo veremos el cayolar de Soule, por debajo del paso característico situado en el otro extremo del circo, bajo unos salientes rocosos donde saldremos de nuevo al perfil de la divisoria de aguas principal. Aquí daremos vista a la masa forestal de Irati y el largo lomo cimero de Abodi.

Una vez en las lomas de Millagate (1.466 m.) daremos en el extremo oriental con Tharta Punta (1.521 m.), varias cotas de similar altitud donde veremos frente a nosotros en toda su magnificencia el conjunto Zazpigaina-Ori. A nuestra derecha, más abajo veremos un grupo de bordas y la pista que se cuela por el barranco de Ibarrondoa, en dirección al corazón del bosque de Irati. Por debajo de nosotros, y frente a las empinadas laderas de Zazpigaina tendremos el amplio collado de Tharta (1.431 m.) donde hay una cabaña y un cruce de pistas y caminos. En cinco minutos bajaremos a este estratégico paso transpirenaico.

Aquí acometeremos la única e importante subida montañera de la excursión, aunque fácil después de haber realizado un buen rodaje. Tras lomear por las montañas subiremos por fuertes rampas herbosas, cercanos a una fila de parapetos de caza, hasta alcanzar la rocosa cumbre de Zazpigaina (1.765 m,). La vista se abre en todas las direcciones a excepción de la parte oriental oculta tras la masa cimera de Ori.

En contraste con el erguido perfil de las montañas de Belagoa-Zuriza podremos ver los suaves perfiles de las alturas de Irati, Arbela, macizo de Orzanzuieta y el sinuoso relieve de Zuberoa. Desde aquí a la picuda cumbre de Ori nos separa aún una hora de travesía por una aérea y larga cresta de roca de Alupeña. El camino de regreso lo haremos siguiendo el mismo itinerario de subida.