El nueve veces campeón del mundo de motociclismo Valentino Rossi celebró su último entorchado mundial con una camiseta que rezaba este lema: «La gallina vieja hace un buen caldo». El triunfo de su compatriota Alessandro Petacchi, que en la meta de Parma sumó su victoria número 27 en el Giro, demostró que el aserto de Rossi es una verdad universal.

El sprinter de La Spezia, de 37 años, va perdiendo facultades poco a poco y lo más normal será que cada vez deba cederle el paso a fuerzas de la naturaleza como Mark Cavendish o Tyler Farrar. Sin embargo, en la llegada de ayer, el veterano corredor de Lampre impuso, como en otras ocasiones, su ley.

Ciertamente, a Mark Cavendish no le hizo ninguna gracia quedar por detrás del velocista italiano. El «galgo» del HTC Highroad contaba con llevarse el doblete tras esta primera etapa en línea de la corsa rosa: victoria de etapa y liderato. Cavendish se quejó amargamente de los cambios de trayectoria en la llegada de Petacchi, considerando que los bandazos de su rival impidieron su remontada. No obstante, sus reclamaciones cayeron en saco roto porque los jueces no estimaron que Petacchi estorbara a Cavendish. Así pues, el ciclista inglés lucirá la maglia rosa, ya que logró adelantar a su compañero de equipo Marco Pinotti gracias a los 12 segundos de bonificación que le correspondieron por entrar segundo, pero el triunfo de etapa deberá esperar a mejor ocasión.

La cabalgada de Lang

La jornada de ayer se presentaba propicia para que los sprinters sumaran una muesca más a su historial, y también para que los aventureros intentaran alguna fuga imposible, aunque sólo fuera para darle algún protagonismo a sus patrocinadores.

En una etapa de 244 kilómetros y temperaturas superiores a los 30 grados, sólo hubo un valiente capaz de burlar la vigilancia del gran grupo e intentar una galopada en solitario: Sebastien Lang, del Omega Pharma-Lotto. El veterano corredor alemán, de 31 años, trató de añadir una victoria más a un apolillado palmarés que no engorda desde el año 2007, y saltó antes del kilómetro 10. Aunque en otras ocasiones suele plantearse una dura batalla por alcanzar la fuga del día, Lang fue el primer valiente y dio en el blanco. Lo peor de todo, que se marchó en solitario. Con en beneplácito de un pelotón que se tomó las cosas con calma, la renta del corredor alemán se abrió en seguida, llegando a una ventaja máxima de 19 minutos y 36 segundos, allá por el kilómetro 115.

Fuga peligrosa y sprint

Obviamente, la locura del corredor alemán estaba condenada al fracaso. Después de que Lang abriera una brecha que rozara los 20 minutos, HTC Highroad empezó a ponerse serio y recortó la ventaja del corredor del Omega. Con todo, el líder de la prueba, Marco Pinotti, no lució en exceso sus galones, ya que ejerció de aguador para sus compañeros. También sufrió un pinchazo sin consecuencias.

Con la fuga de Lang agonizando -hizo 215 kilómetros en solitario-, el Giro afrontaba su primer puerto de montaña: el Tabiano Castello, un puertecillo de cuarta categoría que al escapado le debió parecer tan duro como el Zoncolan. Aun así, logró coronar en primer lugar.

Mientras, ocho hombres saltaban del pelotón y obligaban a los equipos de los sprinters a trabajar duro: Giordani (Farnese Vini), Golas (Vacansoleil), Bakelants (Omega), Marzoli (Acqua & Sapone), Pineau (Quick Step), Righi (Lampre), Vorganov (Katusha) y Rovny (RadioShack). Llegaron a adquirir hasta 30 segundos, pero el Garmin echó abajo la intentona. Ya en el sprint, Petacchi fue más listo que Cavendish, que aun así cerca estuvo de ganar.

Para hoy, 173 kilómetros entre Reggio Emilia y Rapallo, con un par de puertos suaves al final y carreteras estrechas; ideal para los sprinters... o los aventureros.