CRíTICA cine
«Carta blanca» Esposados
Mikel INSAUSTI
En los últimos tiempos me venía resistiendo a reconocer que los hermanos Farrelly ya no son lo que eran, pero con “Carta blanca” no puedo ocultar por más tiempo mi amarga decepción. Se había anunciado que era la película de la recuperación de su humor, la comedia en la que volvían al esquema de pareja cómica que les dio fama a mediados de los 90 con “Dos tontos muy tontos” y “¡Vaya par de idiotas!”. Y, precisamente por eso, acaba siendo una confirmación involuntaria de que las cosas nunca volverán a ser iguales para ellos. No es culpa del nuevo tándem formado por Owen Wilson y Jason Sudeikis que los viejos gags no funcionen como antes, pero lo que era comicidad gamberra políticamente incorrecta, y hasta transgresora, se ha quedado al final en inmadurez mal asimilada. El retrato de los dos maridos incapaces de dejar atrás su obsesión juvenil por el sexo no pasa de patético, porque la moraleja de la historia, que la tiene, confunde la tardía maduración de los protagonistas con su total resignación. El mensaje de fondo no puede ser más conformista: los maridos juerguistas volviendo al redil con el rabo entre las piernas, a pesar de que realmente no quieren a sus mujeres, y si las necesitan es porque son unos inútiles que no saben hacer nada sin ellas.
El colmo de los chistes machistas contenidos en “Carta blanca” es que no hacen reír, salvo en la parte de la discoteca, cuando aparece ese gran actor todoterreno que es Richard Jenkins y se apodera de la función. Borda la caricatura del experto en mujeres, gracias al cual los dos maridos en apuros consiguen por fin ligar. Sin embargo, no tendrán lo que hay que tener para materializar sus fantasías eróticas, se arrepienten y dicen a sus esposas que han aprendido la lección. Es así como el plan de la consejera matrimonial que ellas ponen en práctica da buen resultado, al no conseguir disfrutar de la semana de permiso para ser infieles y comprobar por sí mismos que ya son un poco mayorcitos para las aventuras extraconyugales.