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Ekiza completa una vuelta como titular indiscutible

Tras alcanzar en Riazor los 19 partidos en el once inicial, el navarro no sólo consolida su presencia en la defensa rojiblanca, sino que quedará ligado al Athletic un año más -hasta 2014- si juega contra el Málaga.

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Joseba VIVANCO | BILBO

Al acierto goleador de Fernando Llorente esta temporada -17 goles hasta ayer, una cifra que no se alcanzaba desde hace 14 años, con Cuco Ziganda como `9'-, a la consagración por méritos propios del eléctrico Iker Muniain como jugador de Primera División, y a la agradable sorpresa del debut de Raúl Fernández como futuro recambio bajo el arco de La Catedral, hay que sumar, dentro de los hitos personales esta temporada, la irrupción y consolidación del central txantreano, moldeado en la factoría de Lezama, Borja Ekiza, que el martes completó una vuelta -19 encuentros- como titular en el once bilbaino... Y sin volver a ver ninguna tarjeta amarilla.

Sentencia Patxo Unzueta en el recién reeditado libro ``A mí el pelotón'' que «un defensa central, para llegar a ser alguien en el fútbol, debe no sólo serlo, sino parecerlo». La cita está recogida en un capítulo dedicado a uno de los leones que mejor han guardado la guarida rojiblanca, Andoni Goikoetxea, prototipo de central duro y expeditivo, como lo fueron su pareja de baile Rocky Lizeranzu, o Alexanko, incluso Rafa Alkorta o Patxi Ferrerira, y más recientemente Amorebieta. Pero para nada encaja en ese arquetipo el aún incrédulo Ekiza.

El vivero de la Txantrea

Estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Eso es lo que le ha ocurrido a este joven iruindarra. Y aprovecharlo, que es lo que ha hecho. Procedente del inagotable vivero navarro de la Txantrea, llegó a Lezama con 14 años. Aquella fue la primera gran decisión en sus 23 años de vida: dejar su barrio, su familia y amigos y apostar por su sueño de futbolista, a pesar de cuestionarse más de una vez qué hacía allí, tan niño. El otro gran dilema, cuando tras dos años consecutivos lastrado por las lesiones en el Baskonia, se tuvo que preguntar si seguía fiel a su meta de llegar al primer equipo del Athletic o si cogía la A-68 dirección Iruñea. Y eligió lo primero.

Esta temporada, sin inoportunos problemas físicos, sumó minutos en el Bilbao Athletic hasta que en febrero, con Ustaritz sancionado y Amorebieta lesionado, Joaquín Caparrós se giró al `banquillo' que entrena Luis de la Fuente y señaló a Borja Ekiza, un central a punto de cumplir los 23, sin currículum de halagos periodísticos ni foreros, ni internacionalidades con las categorías inferiores de la `roja': un desconocido para la cátedra de San Mamés.

Y, recordando el `veni, vidi, vincit´de Julio César, el recambio ocasional salió, jugó... y convenció. Al mister de Utrera y a la afición. «Sabía que este año era mi última oportunidad para llegar al Athletic», confesaría poco después. Su contrato expiraba en junio de 2011. Cuatro meses después de su eclosión, acumula 19 partidos como titular y hace unas semanas ligó su futuro a San Mamés hasta 2013, un año más si juega 20 partidos esta temporada, lo que puede ocurrir contra el Málaga.

La cabeza bien amueblada

Comenzó de fiel escudero del entonces estandarte de la zaga zurigorri Mikel San José -su buen amigo y cicerone- pero, como se vio en Riazor, con sus notables actuaciones ha dejado de ser el `acompañante de' para ser puntal de la defensa, al que en casa complementa el otrora encumbrado San José y fuera el relegado Amorebieta.

¿Estamos ante el central definitivo con quien el Athletic seguía sin dar? «Tiene madera para estar arriba», dicen quienes han moldeado su carrera futbolística. El mismo se autodefine como «tranquilo, calmado, serio, trabajador, concentrado». Y a fe que quienes le conocen y avalan coinciden, más allá de su potencial deportivo, en que tiene la cabeza bien amueblada.

Una cualidad necesaria, sobre todo para saber que lo más difícil no es llegar, sino mantenerse. Tiene espejos donde mirarse, donde uno puede tenerlo todo y quedarse a las puertas, los más cercanos en su puesto jugadores como Bóveda o Etxeita; incluso el cuestionado Ustaritz. Algunos opinan que otro navarro, Mikel Santamaría, su dupla este año en el Bilbao Athletic, promete o prometía más que Ekiza. Pero Borja aprovechó su oportunidad. Hasta dónde llegará es un partido, el más decisivo de todos, que sólo él puede jugar.

Le pitan una falta cada 106 minutos

Si Ekiza ha acaparado titulares en la prensa deportiva ha sido por la sorprendente ausencia de cartulinas amarillas en su casillero, hasta 15 partidos sin recibir una amonestación. La primera la vio en el derbi contra Osasuna. En la primera parte de la temporada, con el filial rojiblanco, sólo había visto una, y en la anterior campaña, en ocho partidos que disputó le mostraron dos. Parece que el navarro ha aprendido también en esta faceta, pues se da la circunstancia de que en las dos temporadas anteriores con el Baskonia, en ambas, fue expulsado el primer partido de Liga.

Pero esa falta de tarjetas tiene que ver mucho con una estadística: 16 faltas cometidas en 19 partidos: le pitan una cada 106 minutos, mientras que a su admirado Gerard Piqué le sancionan cada 95 minutos, lo que dice mucho a favor del navarro. En su haber, quienes le conocen resaltan, por encima de todo, su nivel de concentración los 90 minutos. Sin embargo, seguro que influye tener por delante esa `línea Maginot' formada por Javi Martínez -cuarto jugador de la Liga que más faltas comete- y Carlos Gurpegi -líder en tarjetas amarillas-. J.V.

madera de central

«Un defensa central debe no sólo serlo, sino parecerlo». El navarro no responde a ese arquetipo tradicional que encarnaban Goikoetxea o Lizeranzu, pero ha demostrado, dicen quienes le han moldeado, que tiene madera para estar ahí

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