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Remontada épica en la segunda parte

Sola y Camuñas guían a la salvación

Los rojillos arreglaron el desaguisado de la primera parte -el Sevilla se puso 0-2 por delante- con una reanudación en la que corrigieron errores, le echaron mucho coraje y creyeron en el revolcón. Camuñas lideró el ataque y Kike Sola hizo las veces de ejecutor de nuevo.

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OSASUNA 3

SEVILLA 2

Natxo MATXIN

No pudo ser de mejor forma que Osasuna certificase prácticamente su continuidad un año más en Primera: con una remontada de esas que hacen afición y se guardan en la videoteca. Ante un rival que lo puso muy, muy complicado en la primera parte, pero que en la segunda se vio desbordado por una escuadra, la de Mendilibar, que le vio las orejas al lobo en el descanso y reaccionó después.

Aunque el mérito cabe otorgárselo a casi todos los que jugaron ayer, habría que destacar a dos nombres propios: Camuñas y Kike Sola. El primero demostró que lo suyo es la banda, llevó al equipo en volandas en ataque y acabó hasta poniendo de su sangre cuando Medel le partió a posta la ceja. El segundo sigue infalible ante el marco contrario y ya es el pichichi del equipo. Sus goles valen oro.

Y eso que el Sevilla saltó con la lección aprendida porque cortocircuitó el tradicional guión original de El Sadar. No fue en esta ocasión Osasuna quien llevó la iniciativa, sino los hispalenses, que se hicieron dueños y señores del balón, inclinando todas las intenciones ofensivas visitantes hacia su ala derecha, donde Monreal se las veía y deseaba para poder frenar al argentino Acosta, uno de los más activos.

La envergadura y movimientos de Kanouté permitían además la superioridad sevillista en el medio campo, en el que Puñal necesitaba multiplicarse sin recibir ayuda de un Vadocz que baja mucho su rendimiento en el pivote. El malí ya había advertido con un disparo arriba, aunque los anfitriones contrarrestaron con una peinada de Miguel Flaño y un tiro centrado con la zurda de Cejudo.

Pero se mascaba la tragedia porque el Sevilla no sólo la tocaba con más criterio, también tenía actitud y los rojillos parecían más bien acomplejados ante el desparpajo del rival. Fue a balón parado cómo los de Gregorio Manzano materializaron la superioridad que se veía sobre el césped.

Una falta que pareció inexistente sobre Negredo permitió que el de Vallecas superase en el salto a Sergio y comenzara a poner el primer obstáculo en el marcador. No contento con ello, el madrileño, siempre con la escopeta preparada, no le hizo ascos a un centro envenenado de Perotti que golpeó en Cejudo, se fue al palo y volvió justamente a la posición donde estaba el ariete hispalense, que no perdonó. Todo se ponía en contra y los de Mendilibar carecían de reacción y pagaban caro el que no hubiesen llevado el envite a su terreno. El técnico de Zaldibar ya lo había dicho en la previa: «No sabemos jugar sin tensión». Y Osasuna no la tuvo.

Ni siquiera los locales fueron capaces de recortar la diferencia antes del descanso, lo que hubiera abierto el camino de la esperanza para el segundo tiempo. Calleja, que volvió a desa- provechar otra oportunidad, la tuvo muy fácil en el área, tiró a colocar y Varas le adivinó. Vadocz le dio después al aire en otra acometida rojilla.

Lesión grave de Nelson

Por si no fuera suficiente desgracia, una jugada fortuita en la que Nelson fue con todo a evitar una arrancada peligrosa a la contra de Acosta acabó con el tobillo izquierdo del portugués fracturado. Un cambio inesperado para Mendilibar, que ya había mandado calentar a Pandiani, y lo peor, que no podrá contar con uno de sus fijos para los dos partidos que restan, ahora menos trascendentales, aunque también importantes.

El preparador vizcaino debió leerles la cartilla a los suyos en vestuarios porque saltaron con otra pinta y lo certificaron cuando apenas había rodado el esférico unos pocos segundos. Una colada de Camuñas por la izquierda -Calleja había dejado su sitio a Pandiani- permitió el centro para que Kike Sola se adelantase a su marcador, empujase con el exterior y anotara su primera diana de la tarde. Damià tuvo en sus botas obrar la igualada, pero, muy escorado, su disparo, un minuto después, se marchó al exterior de la red.

Las alas estaban enchufadas, el medio campo cortaba la línea de pase hispalense y los navarros le metían una marcha más al envite, pese a que el Sevilla trataba con todas sus tretas y la permisividad de Muñiz Fernández frenar la nueva velocidad que le habían puesto los anfitriones. Su estrategia se prolongó hasta el último cuarto de hora, momento en el que Osasuna puso toda la carne en el asador y el Sevilla se descompuso cual azucarillo.

Camuñas nuevamente llevó al equipo a la senda de una remontada épica y Kike Sola hizo las veces de ejecutor, con su séptimo gol en nueve partidos, logrando la igualada. La ambición que tanto se echó de menos en la primera parte no se detuvo ahí y la formación rojilla creyó en darle la vuelta a la tortilla. Y lo consiguió. Mendilibar se la jugó sacando a un delantero por un defensa -Lekic en lugar de Flaño- y el serbio esta vez no defraudó. Introdujo otra colada de Camuñas -acabó sangrando por un puñetazo de Medel- y la apoteosis se desató.

 

Osasuna y Real Sociedad sólo pueden bajar si pierden los dos partidos y el Zaragoza los gana

El acelerón imprimido por los equipos de la cola en las últimas jornadas había creado un auténtico colapso que no se iba a resolver hasta la última jornada, pero los dos goles conseguidos a última hora por Aranburu en Anoeta y Lekic en El Sadar lo dejan todo clarísimo. Sólo hay una opción de que uno de los dos vascos descienda, y es muy remota: tendrían que perder sus dos partidos y que el Zaragoza los gane. En ese caso se verían superados también por el Getafe, con quien se enfrentan los dos, y que se iría a 46 puntos frente a los 44 de donostiarras y pamplonicas.

Además de darse esa circunstancia, el Deportivo de A Coruña tendría que sumar dos o tres puntos (según goal-averages) en sus partidos en el Nou Camp, primero, y contra el Valencia en Riazor, después, lo que tampoco parece fácil. Y el Sporting de Preciado también debería superar el punto de desventaja que existe en la actualidad, aunque eso parece hecho teniendo en cuenta que el domingo recibe al Racing, salvado ya con sus 46 puntos y con el que mantiene una buena sintonía.

Tampoco parece sencillo, por otra parte, que el Zaragoza sume los seis puntos. Si bien el último partido en Valencia contra el Levante sería factible, antes tendría que doblegar en La Romareda a un Espanyol que llega aún con serias opciones de alcanzar la Europa League, a sólo tres puntos del Atlético de Madrid.

En cualquier caso, para esta salvación ha habido que alcanzar una puntuación enormemente alta, y que ha obligado a Osasuna a encadenar tres victorias seguidas. Lejos quedan temporadas como la 2005-2006, cuando los txuriurdines se salvaron con 40 puntos, o las cinco ocasiones de esta década pasada en que los rojillos se libraron con 42 y 43.

Falta sólo un tercer condenado al infierno tras el Almería y el Hércules, al que no le sirvió adelantarse ayer 2-0 con sendos tantos de Sendoa. El Mallorca equilibró la contienda y los alicantinos descienden.

Guardiola aumenta la leyenda de su Barça: tres ligas de tres

El Barcelona cosechó anoche en Valencia ante el Levante su tercera liga consecutiva, lo que quiere decir que Pep Guardiola se ha llevado todas las temporadas en que ha dirigido a los culés. Se confirma además como el equipo dominante del campeonato estatal, con cinco ligas de las siete últimas para desesperación del Real Madrid.

El encuentro no tuvo historia alguna, y de hecho da pie a todo tipo de suspicacias porque tanto al Levante como al Barcelona les convenía un punto para cerrar sus objetivos esta temporada (los valencianos aún no lo tienen hecho del todo). El partido supuso un auténtico tostón, en el que Keita adelantó a los catalanes de cabeza al filo de la media hora y Caicedo empató cerca del descanso. En la segunda mitad el Barcelona apretó un poco de inicio y pudo marcar en disparos de Afellay y Messi, pero con el paso de los minutos ambos equipos fueron dando por bueno el empate.

La liga se fue decantado con claridad desde la jornada 13, cuando el Barça destrozó al Madrid (5-0) con la mayor exhibición futbolística en años y le quitó el liderato. Ya no lo ha soltado.

Los culés aprovecharán ahora el final de su liga para realizar una minipretemporada que les permita llegar con más gasolina a la final de la Champions contra el Manchester, el 28 de mayo en Wembley. Jugadores clave como Puyol o Xavi necesitan ese parón. Y de ello se beneficiará un rival directo de Osasuna y la Real, ya que el Barça se enfrenta el sábado al Deportivo antes de cerrar la liga con el Málaga.

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