La empresa bilbaina Adur y el centro Tekniker-IK4 han desarrollado un «traje inteligente». Una especie de malla de superhéroe con 17 sensores que recoge los movimientos del candidato, los muestra en un monitor y los corrige para que cada cual adquiera su propio gesto motriz eficaz, con el propósito de que lo que dice no se contradiga con sus movimientos. Han invertido en ello dos años de investigación y 300.000 euros. Según sus inventores, el líder, «sea de la ideología que sea, puede transmitir su influencia con un 50% más de fortaleza».

Conozco a más de un candidato que anda estos días de plaza en plaza o de spot en spot y no me lo imagino con esa especie de pijama (la empresa tendrá que ir pensando en tallas más grandes), aunque bien es cierto que muchos de ellos han realizado cursillos de oratoria y eso se nota... y se nota también que todos los de cada partido han ido al mismo.

En estas campañas cada vez más mediáticas es importante aprender a comunicar. Pero, sobre todo, hay que tener algo que comunicar. Si en el actual catálogo de candidaturas quieren encontrar un «gesto motriz eficaz» rebusquen en las agendas y miren cual es capaz de organizar hasta cuarenta actos al día (como ayer mismo) para el público, no para el informativo de televisión. Entren en internet y recolecten los vídeos de cada pueblo que crecen como champiñones, algunos verdaderas joyas creativas. Eso es una muestra de ilusión política, que va más allá del marketing de agencia. Casi ninguno de sus candidatos ha ocupado un cargo antes. De hecho, a la mayoría ha habido que buscarlos bajo las piedras. La eficacia de su «gesto motriz» no se basa en la individualidad sino en lo colectivo. Parece que está dando resultado. Y sin el pijama.