giro 2011 Primera llegada en alto
200 metros de fuegos artificiales
El debutante Bart De Clerq sorprendió a unos favoritos que se vigilaron en exceso. Scarponi volvió a ser el más activo de los «gallos».
Arnaitz GORRITI
La primera de las ocho llegadas en alto del Giro 2011 apenas si tuvo 200 metros de interés competitivo -más bien fuegos de artificio-, ya que no hubo diferencias entre los favoritos -se supone que la subida al Etna de mañana aclarará más las cosas- y Peter Weening logró mantener un día más el maillot de líder. Por lo demás, los 110 kilómetros que llevaron al pelotón entre Maddaloni y la cima del santuario de Montevergine fueron típicos de una etapa donde los secundarios buscan brillar.
Y como a veces se impone la justicia, uno de esos secundarios, el neoprofesional Bart De Clerq, se llevó ese merecido protagonismo. Ante la pasividad de unos favoritos que se marcaron en las tendidas rampas de Montevergine, el belga del Omega Pharma-Lotto saltó del pelotón a falta de siete kilómetros para abrirse camino a su primera victoria entre profesionales.
Su estreno no estuvo exento de sufrimiento. Aunque a falta de un kilómetro aventajara en 24 segundos a un nutrido pelotón, el arranque de los favoritos a llevarse la corsa rosa estuvo a punto de echar por tierra sus ilusiones. Si la meta hubiese estado cinco metros más lejos, Scarponi lo hubiera adelantado, pero esta vez el triunfo fue para quien más lo buscó.
Alocados contra expectantes
Como era de prever, el pelotón no se iba a estar quieto. Ante un esfuerzo inferior a las tres horas, los 194 corredores se tomaron los intentos de fuga muy a pecho. Así, antes del primer tercio de etapa, un quinteto compuesto por Visconti (Farnese), Montaguti (AG2R) Canuti (Colnago), Pineau (Quick Step) y Bak (HTC) lograba hacerse camino, aunque sin poder abrir más de tres minutos sobre el pelotón.
Pero fue el sexto hombre quien más guerra dio. Hoogerland, del Vacansoleil, saltó en las rampas finales del puerto de la Serra della Strada -engullendo en su camino al dúo Lang (Omega) y Cazaux (Euskaltel)-. El ciclista flamenco salió victorioso de una persecución desigual, llegando no sólo a contactar con el quinteto de cabeza, sino que intentó desbancar a sus compañeros antes de dar relevo alguno. Una locura del de Vacansoleil, porque Acqua & Sapone y Liquigas arrimaban al pelotón en las faldas de Montevergine.
Pineau y Visconti cedieron al último ataque de Hoogerland, que pagaría su derroche de esfuerzo en cuanto Bak se movió. Por desgracia para el ciclista danés, para cuando se quedó solo el pelotón ya estaba encima y las escaramuzas se sucedían. En una de éstas, De Clerq abrió brecha y se marchó en solitario con el beneplácito del pelotón.
El corredor de Omega llegó a tener medio minuto de ventaja, hasta que el Lampre de Scarponi se puso a tensar el gran grupo. No obstante, no parecía que se pudiera dar caza a De Clerq.
Cerca de la meta, Scarponi arrancó con fuerza, llevándose a Garzelli, Kreuziger y Nibali a rueda, y estuvo tan cerca de ganar que seguro que lamentó no haber atacado antes. Contador sufrió más de la cuenta -de hecho, perdió la rueda del corredor del Lampre, pero entró en su mismo tiempo gracias a pegarse a Joaquim Rodríguez-, mientras que Igor Antón sufría lo suyo para mantenerse en el gran grupo. El de Galdakao entró en el mismo tiempo que los favoritos, pero sus sensaciones de cara a la subida de mañana al Etna no parecen las mejores.
Alberto Contador acabó en la octava plaza la primera llegada en alto del Giro. El ciclista del Saxo Bank sufrió en los metros finales ante el empuje de Scarponi, pero no cedió tiempo. Con todo, el madrileño confesó encontrarse «bastante bien» de cara al ascenso del Etna.
«Ha sido una llegada en la que nos hemos vigilado bastante, porque sabíamos que no era un final muy exigente. La carrera ha ido muy rápida porque querían coger la escapada y se ha luchado por disputar el sprint. En el Etna sí se marcarán diferencias. Sin duda será más decisiva que la etapa de hoy -por ayer-», opinaba.
Otro que miraba al futuro con esperanza no era otro que Joaquim Rodríguez. El corredor de Katusha acabó en sexta plaza en una llegada que «no fue muy dura, ni siquiera me convenía, pero sí una prueba creíble para demostrar tu forma. En los próximos ascensos creo que voy a divertirme», dijo. A. G.