Según el Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE), el litro de gasolina se ha situado esta pasada semana en 1,346 euros, un 2,5% menos que la semana anterior, cuando alcanzó el récord histórico de 1,381 euros, con lo que regresa a los niveles anteriores a la Semana Santa.

Este descenso se produce después de que la gasolina registrara cinco semanas consecutivas de máximos históricos y de que el gasóleo acumulara tres meses de niveles inéditos desde 2008.

Pese a esta caída, la gasolina acumula un encarecimiento del 7% desde comienzos de año y del 13% con respecto a la misma semana de 2010.

En cuanto al litro de gasóleo, esta semana ha registrado un abaratamiento del 4%, hasta 1,241 euros, y se sitúa en niveles similares a la última semana de febrero. Hace una semana, este combustible marcaba un precio de 1,294 euros el litro, el mayor desde finales de 2008.

Aunque resulta difícil predecir la evolución que tendrán los precios en las próximas semanas -que estará ligada a las oscilaciones del mercado del crudo-, cada vez son más las voces que apuntan a un próximo encarecimiento como consecuencia del incremento del impuesto especial de hidrocarburos, que el Gobierno español podría acometer pasadas las elecciones del 22-M.

Los expertos coinciden en señalar que una de las pocas vías que le quedan al Ejecutivo de Zapatero para aumentar sus ingresos es elevar el impuesto de hidrocarburos, el más bajo de la Unión Europea. Pese a que la mitad de lo que se paga por litro corresponde ya a impuestos, existen países como Gran Bretaña donde este gravamen supone el 64% del precio final.

El presidente de la patronal española de las grandes constructoras (Seopan), David Taguas, ponía cifras a este incremento al afirmar que podría elevarse en hasta 11 céntimos por litro, lo que permitiría al Gobierno recaudar 3.300 millones de euros adicionales.

Volatilidad de los mercados

El descenso en el precio de los combustibles registrado en los últimos días se produce dos semanas después de que el crudo comenzara a marcar una tendencia descendente. Tras tocar techo el 29 de abril con un precio de 125,89 dólares, el barril de Brent, de referencia en Europa, fue abaratándose hasta que el pasado 6 de mayo registró la caída más pronunciada en los dos últimos años. Ello situó el precio del crudo en los niveles de febrero (109 dólares), cuando el estallido de la tensión en el mundo árabe desató una imparable subida de los precios del petróleo.

Esta semana, sin embargo, el Brent ha estado sometido a una fuerte volatilidad, alternando subidas y bajadas que reflejan la incertidumbre sobre la solidez de la recuperación de la economía mundial.

El lunes y el martes, los mercados parecieron recuperarse del batacazo de la semana pasada, con una subida superior al 8%, pero el inesperado y fuerte aumento de las reservas de crudo en EEUU, el primer consumidor del mundo, devolvió a la tierra a los inversores.

En medio de la volatilidad de las últimas jornadas, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) corregía el pasado jueves a la baja sus previsiones de consumo global de petróleo para 2011. En su informe mensual sobre el mercado petrolero, la AIE subraya que por primera vez desde el verano de 2009 se ha constatado un estancamiento de la demanda.

Esas estimaciones se traducen en un incremento del consumo mundial de crudo que este año se limitaría al 1,5 % (en 2010 había sido del 3,3 %) hasta 89,2 millones de barriles diarios, lo que significa 190.000 barriles diarios menos que lo avanzado en el informe del mes pasado.

Los autores del informe recuerdan que aunque en la primera semana de mayo el barril dio un súbito bajón de 16 dólares respecto a los picos de finales de abril, los precios desde entonces han vuelto a recuperar una parte del terreno perdido.

Pero admiten que «unos precios persistentemente elevados en esta fase del ciclo económico al final puede sembrar las semillas de su propia destrucción».

A ese respecto, señala que si la economía mundial progresara este año un 2,9% en lugar del 4,3% que es la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), habría que bajar la demanda mundial de petróleo en 500.000 barriles diarios.