ASTEA MUNDUAN
Primavera árabe, Invierno en Europa
Dabid LAZKANOITURBURU
Periodista
Los mismos dirigentes europeos que no han dudado en violar la soberanía territorial libia y se dedican a cazar literalmente desde el aire a su hasta hace tres meses legitimado líder, Muamar al-Gadafi, amagan con restaurar a discreción las fronteras interiores de la Unión Europea, calzándose uno de los pocos totems de la construcción comunitaria.
El Espacio Schengen (libre ciirculación de personas y mercancías) molesta a un Estado francés que ha puesto el grito en el cielo por la llegada a su territorio de 3.500 -sí, están leyendo bien, 3.500- tunecinos.
Italia le secunda porque menos del 5% -siguen sin necesitar gafas o aumento- de los 700.000 ciudadanos (la mayoría de ellos subsaharianos) que vivían en Libia y que han huido del conflicto han intentado o intentan cruzar el Mediterráneo. Cuando la inmensa mayoría han sido acogidos por Egipto, Túnez, Chad... países que, que se sepa, no firmaron el Tratado Schengen.
Dinamarca la ha cogido al vuelo y prepara ya controles para oficializar la caza al inmigrante pobre y/o al siempre sospechoso balcánico.
Occidente intervino hace 15 años en los Balcanes para evitar que sus habitantes se mataran entre ellos. Quedaba feo. Poco le importa ahora que sigan muriendo, de asco.
Ahora se ha implicado de lleno en la última guerra que sufre el mundo, en Libia, que justifica para «proteger a la población civil». Bombardeándola y dejando que sus refugiados mueran de hambre y sed en el Mediterráneo, Europa pretende que los árabes importen su modelo de «libertad y democracia».
Esperemos que los árabes no les terminen imitando. Pasarían, de golpe, de la primavera al invierno. O a otro infierno.