THE GUARDIAN. Simon Jenkins 2011/5/10
Es hora de que el primer imperio de Inglaterra logre la independencia
(Traducción: GARA)
La semana pasada David Cameron reaccionó a la elección, por primera vez, de un gobierno de mayoría nacionalista escocesa diciendo que haría «campaña para mantener nuestro Reino Unido con todas y cada una de las fibras que tengo». ¿Osamos preguntar por qué? Cameron no tiene interés político en Escocia, donde los Tories han tenido sólo un parlamentario en 20 años. Tendría una fuerte mayoría en Westminster si no fuera por las hordas laboristas escocesas. La economía escocesa chupa a los contribuyentes ingleses ocho mil millones de libras esterlinas en subsidios anuales.
(...) la reelección de Salmond como líder escocés de la semana pasada fue remarcable. Los interesados raramente aumentan su apoyo tan rotundamente, por lo menos en tiempo de dificultades crecientes. Ni Salmond escondió su ambición para una Escocia independiente. Derrotó no solamente a la coalición de Londres, sino también al partido laborista escocés. La elección no fue entre partidos británicos sino en contra de los de Inglaterra. (...).
Si los escoceses quieren disponer de sus propios asuntos, Inglaterra no debería quejarse. El precio es ocho mil millones de libras de subvención, menos regalías petroleras y el número de parlamentarios en Westminster reducido. Como están las cosas, el proyecto de ley para Escocia, ahora en el Parlamento, es un pantano de obsesión de control y confusión de rendir de cuentas. Incluso se niega a repatriar el impuesto de sociedades, la llave para la supervivencia económica de la mayoría de pequeños países. Estas transferencias llegarán algún día. (...)
La saga que ahora se despliega al norte de la frontera es familiar en toda Europa. Movimientos nacionales similares llevaron a la independencia a Eslovaquia, Croacia y Eslovenia, y a una independencia parcial a los vascos. Podría todavía separar Bélgica entre valones y flamencos. Gran Bretaña apoyó la disolución del imperio ruso de Europa del este y fue a la guerra para promocionar la partición en Bosnia, Kosovo, Kurdistán, Montenegro y ahora Libia. Gran Bretaña da lecciones al mundo, e incluso lo bombardea, por la causa de la autodeterminación regional. Sólo lucha en Helmand para mantener la autoridad del estado central, singularmente con poco éxito. Es curioso ser campeón de las autonomías en estados soberanos del extranjero, y todavía «luchar con todas las fibras de mi cuerpo» en casa.
Lo que los historiadores llaman «primer imperio de Inglaterra» está claramente continuando la desintegración que comenzó con Irlanda en 1921. No llego a ver lo que esto tiene de amenazante o intrínsecamente diabólico, excepto para algunos imperialistas de última hora. Una señal de una unión democrática madura es que ésta puede acomodar las ambiciones políticas de sus componentes, incluso para la extensión del autogobierno. Fue la insensibilidad a esa ambición la que hizo perder la Irlanda británica el siglo pasado. (...)?
El nacionalismo escocés puede ofender el machismo anglosajón, pero ello no puede ser un motivo para condenar el autogobierno Celta.