GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

FINAL DE LA CHAMPIONS LEAGUE FEMENINA DE BALONMANO

Itxako también lo mereció

p012_f01_285x152.jpg

LARVIK 24
ITXAKO 25

Juan Carlos ELORZA | IRUÑEA

Si la EHF pretende que todos nos volvamos locos, va camino de conseguirlo. Hace siete días, unos árbitros croatas señalaron cuatro tarjetas amarillas y una exclusión durante 60 minutos de juego. Ayer, dos alemanes agotaron el ciclo de amarillas de los dos equipos (seis) y añadieron dos exclusiones en los diez primeros minutos del partido.

Y que nadie crea que fueron partidos muy diferentes. Así no hay manera de preparar un partido, y casi merece más estudiar las combinaciones de la bonoloto, a ver si toca. Tampoco se trata de cargar la responsabilidad en los árbitros, pero se lo tienen que mirar, los del primer partido, los de ayer, o todos. Y que luego informen a las verdaderas protagonistas del juego, para que sepan a qué atenerse.

Este inicio pesó más en las filas de Itxako, que mientras se aclaraba entre pitido y pitido comprobaba que el Larvik se había puesto de 0 a 100, con la lección de la ida muy bien aprendida. Fue un vendaval de ataques rápidos y muy profundos, que acababan en gol o en penalti (4 en los primeros 11 minutos).

Itxako era todo lo contrario a lo visto en Noruega: perdía tres balones, Soit lanzaba fuera, y Turey a las manos de Leganger. Entre una cosa y otra, cuando se despejaba el polvo de la refriega, se cumplía el minuto 11 y el Larvik ganaba 2-7. Era el peor de los escenarios posibles. Ambros paró el partido y trató de recuperar la cordura de sus jugadoras.

Sin embargo, la desventaja se estabilizó en 4-5 goles y hacia el minuto 20 el técnico puso en marcha el plan B. Cambió a la defensa 5:1, con Barbosa adelantada -luego le relevaría Tervel- y una gran presión sobre la primera línea, y todo cambió. El huracán amarillo arrasó las filas noruegas, cuyas veteranas jugadoras empezaron a sentirse asfixiadas ante la agobiante defensa local. Con el 7-11 el Larvik se colapsó y su técnico pidió tiempo muerto. Pero no consiguió oxigenar a sus jugadoras.

Itxako sí aprovechó el descanso, metió otra velocidad más en su defensa 5:1, que propició tres pérdidas y tres goles fáciles -dos de contrataque- ,y dejó noqueado al Larvik, salvado por la campana del descanso.

Una menos tras el descanso

Pero una protesta de Begoña Fernández segundos antes del descanso obligaba a Itxako a reanudar el partido con una jugadora menos. Para entonces el Larvik ya empezaba a comprender que tendría que aprovechar cada error del rival y, recuperadas tras el descanso, defendieron el primer ataque navarro provocando pasivo. Una suspensión de Larsen sin oposición ponía el 10-12 y cortaba el momento mágico que había posibilitado el cambio defensivo.

Con oxígeno en sus pulmones el Larvik se instaló en una ventaja de 2-3 goles que le duró hasta el minuto 20. Se cerró en defensa, mientras Itxako colocaba a Macarena Aguilar como lateral en lugar de Soit para explotar su capacidad de penetración.

Fueron minutos de toma y daca donde un detalle -otro más- iba decantando la final para las noruegas. Después de forzar seis penaltis en el primer período, el Larvik dispuso de otros dos en el segundo. Sulland los convirtió todos: ocho de ocho.

Itxako tuvo 9 a su disposición -3 en la primera parte y 6 en la segunda-, y falló 2. ¿Se acuerdan del resultado? Los dos penaltis fallados lo fueron en esa fase de guerra de nervios de la segunda mitad: Laganger paró uno a Turey, y Martín estrellaba otro en el poste. Con 16-20 (m. 50) Ambros volvió a parar el partido.

La cosa no pintaba bien, pero este equipo no se rinde -aunque durante esos minutos el público se calló, pareciendo darse por vencido-. Ambros les pidió un último esfuerzo, y Carmen Martín, enorme en esta segunda mitad, abanderó la remontada. Dos minutos después un enfurecido Itxako, arengado otra vez por su público, se acercaba hasta el 19-21, a falta de ocho minutos.

El equipo creía que era posible, el público también, hasta el Larvik lo veía venir -Larsen desde el banquillo, agotada por la desquiciante defensa navarra, que le obligó a jugar los últimos 15 minutos sólo en defensa-.

Entonces se le cruzaron los cables a Andrea Barnó, excluída por una acción sobre Riegelhuth, y el árbitro castigó su insistencia en la protesta con una segunda exclusión, que significaba su descalificación.

Minuto 22, 19-21 y cuatro minutos con cinco jugadoras de campo: Itxako necesitaba un parcial de 5:0 para ser campeón. .

Y casi lo consigue

No nos engañemos, en el pabellón Anaitasuna casi nadie creía que fuera posible, pero tres minutos después Itxako empataba a 21, y las jugadoras amarillas mostraban un coraje admirable. Johansen fue muy lista al conseguir un gol rapidísimo tras el saque de centro, para evitar que la remontada fuera a mayores, y ella misma marcaba el 21-23 antes de que Itxako recuperara a su jugadora excluída.

Igual no había nada que hacer, pero por si acaso Itxako le endosó un parcial de 3-0 a las noruegas -fantástica Carmen Martín desde los siete metros-, siendo Naiara Egozkue quien ponía por delante a las navarras en el marcador por primera vez.

Y, por fin, Itxako ganó el partido. No la final, pero sí el partido. El mensaje y su voluntad quedaban claras: el año que viene volveremos, y seremos mejores.

Por cierto, antes de que se me olvide. Muchos aficionados a este deporte sostienen que el balonmano femenino no tiene nada que ver con el masculino. Cada día que pasa estoy más de acuerdo con esa opinión. El balonmano femenino es mejor.

 

REGALO A NORUEGA

Las hermanas Pinedo cumplían años -30- el viernes, Eli estaba ayer en la grada, y Patri no se pudo llevar el regalo que hubiera deseado. Curiosamente, Tine Stanje, jugadora del Larvik, cumplía 25 ayer mismo. Ella sí lo obtuvo.

Dos exclusiones de Begoña y Barnó en los peores momentos

Las jugadoras de Itxako mostraron una ambición y una determinación por ganar que a punto estuvo de darles el título, pero no pudo ser. Sin embargo, el año que viene habrá otra oportunidad, y con todo lo que ya saben y demostraron ayer, y lo que han aprendido de esta experiencia, dispondrán de más posibilidades.

En la élite técnicos y jugadoras subrayan mucho la importancia de los detalles, hasta el punto de asegurar que decantan resultados, y finales. Si es cierto, ahí van un par de ellos que ayer pudieron ser decisivos. No hay ningún ánimo de señalar, todo lo contrario, Andrea Barnó y Begoña Fernández son dos jugadoras clave en este equipo, pero ni siquiera la veteranía te salva de cometer errores.

A punto de finalizar la primera parte, en plena remontada amarilla, con una jugadora noruega excluída -Johansen- Begoña Fernández sufrió un agarrón cuando se revolvía para lanzar el que podía suponer empate a 11. El árbitro pitó falta. A Begoña no le pareció suficiente y protestó airadamente: craso error. A estos árbitros de élite no les gusta nada que cuestionen sus decisiones. Exclusión. Itxako comenzó la segunda parte con una menos, y Larvik recuperó la compostura

Andrea Barnó protagonizó una situación similar en el minuto 52. Con 19-20 se enganchó con Riegelhuth, que marcó el 19-21 y Barnó era excluída. La jugadora, posiblemente harta del juego marrullero de Heidi Loke en la línea, que a todos nos recuerda esa mosca tan molesta de apellido chabacano (ayer provocó 5 de los 8 penaltis lanzados -y marcados- por Sulland, aunque la máxima goleadora de la Champions League no logró hacer ningún gol), protestó que a ella también le habían hecho falta, insistió... y el árbitro añadió dos minutos más a su exclusión, cuatro en total. En un momento crucial.    J.C.E.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo