Martxelo Díaz Periodista
Lo de Strauss-Kahn da mucho miedo
Todo lo que rodea al caso de Dominique Strauss-Kahn da mucho miedo. Provoca pavor ver cómo uno de los responsables de los recortes en servicios sociales que se están llevando a cabo en toda Europa y otras partes del mundo debido a la crisis capitalista se aloje en un hotel de a 3.000 euros la noche. Es de horror que uno de los impulsores de que se rebajen los salarios, las jubilaciones y de que las inversiones en sanidad y en educación sean cada vez menores para beneficiar a las grandes empresas que esperan como buitres a las privatizaciones viva rodeado de lujo y oropel.
Es para salir corriendo y no parar el hecho de que el dirigente máximo del Fondo Monetario Internacional (FMI) piense que tiene carta blanca para, presuntamente, violar a una camarera del hotel de lujo en el que se aloja y pensar que va a salir impune, que con montarse en un avión, me imagino que también de lujo, y marcharse a París va a ser suficiente para no tener que rendir cuentas.
Es aterrador ver cómo el abogado de Strauss-Kahn, que dicen que es el mismo que defendió a Michael Jackson en un caso de abuso de menores, ofrece a la juez de instrucción una fianza de un millón de dólares para eludir la prisión hasta la celebración del juicio. Es una cantidad a la que nunca podrán optar los millones de personas a las que se aplican las recetas neoliberales de Strauss-Kahn y compañía.
Pero lo que verdaderamente da miedo de Strauss-Kahn es que hasta que fue detenido en Nueva York era el máximo aspirante a la nominación del Partido Socialista francés para enfrentarse a Nicolas Sarkozy en las próximas elecciones francesas. Muy mal tienen que ir las cosas para la autodenominada izquierda europea cuando en el Estado francés tienen que poner a un director del FMI para intentar vencer en unas elecciones. Si esta es la propuesta de la llamada izquierda para hacer frente a la derecha, ¿cómo se extrañan de que haya gentes que salgan a la calle reclamando democracia, como en Madrid? ¿Dónde se quedaron las 35 horas que defendía Martine Aubry?