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ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA

Gipuzkoa, terreno abonado para las cábalas

Gipuzkoa será el herrialde en el que más se note la irrupción de Bildu. No es nada descabellado pronosticar que Martin Garitano pugnará por ser el más votado. Otra cosa será gobernar, habida cuenta de que PNV, PSE y PP comparten punto de vista sobre proyectos como la incineradora o el nuevo puerto de Jaizkibel.

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Imanol INTZIARTE

Hará falta la foto finish para saber quién atraviesa primero la meta en Gipuzkoa? La pugna entre Bildu, PNV y PSE se presenta muy cerrada y son numerosas las incógnitas a despejar. Las encuestas publicadas el pasado fin de semana en los medios locales daban a los jeltzales como ganadores, con una cabeza de ventaja sobre el PSE y dos cuerpos sobre Bildu.

Pero su capacidad de adelantar lo que sucederá este domingo se ve muy menguada, habida cuenta de que se realizaron antes de que el Tribunal Constitucional diera luz verde a la coalición de abertzales de izquierdas. La presencia de Bildu servirá para despejar el panorama, falseado no sólo por el apartheid, sino también -aunque no son situaciones comparables ni de lejos- por los siete escaños con los que Hamaikabat ha contado en Juntas, logrados bajo las siglas de EA. Lo cierto es que los análisis más «frescos» y el run-rún en las calles hablan de una pugna por la victoria entre Bildu y el PNV, con el PSE por detrás. Falta poco tiempo para saber quién acierta.

Repescado de la Junta del Puerto de Pasaia, Miguel Buen repite como cabeza de lista del PSE. Quizás muy pocos se acuerden, pero él fue el candidato más votado hace cuatro años (76.865). Sin embargo, las cuentas no le dieron para proclamarse diputado general. La duda reside en saber cuántos pelos se dejará en la gatera por un presumible voto de castigo al Gobierno Zapatero. Aunque no sean muchos, la concentración del voto abertzale en menos papeletas le condenaría a la medalla de bronce.

La pugna por el oro estaría así entre Markel Olano y Martin Garitano. En 2007, el PNV cosechó 71.800 papeletas, mientras que 72.880 fueron anuladas, en su inmensa mayoría por la ilegalización de ANV. Las más de 34.000 personas que dieron su voto a EA tienen la llave. Si mantienen su fidelidad a las siglas, Bildu se llevará la parte del león. Si están de acuerdo con la operación de Hamaikabat, su respaldo se lo quedará... el PNV. Todo apunta a que los jeltzales fagocitarán a los de Iñaki Galdos y Pello González -este último cabeza de lista tras ejercer como diputado de Hacienda- sin abonar peaje alguno. Una operación redonda para Egibar y compañía.

Cualquier combinación de dos de estas tres formaciones sería suficiente, en el plano matemático, para obtener la mayoría absoluta. La realidad ya es harina de otro costal. Bildu comparte con el PNV -sobre todo con este PNV- la vertiente identitaria, pero sus modelos fiscal, económico y de desarrollo están muy alejados. Con el PSE, los liderados por Martin Garitano no tienen en común, a día de hoy, prácticamente nada.

La tercera variante, PNV-PSE, sería más factible desde el momento en que ambos están de acuerdo en proyectos como la incineradora o el superpuerto de Jaizkibel, dos de los temas calientes junto a los impuestos y los servicios sociales. Es una hipótesis que cobraría fuerza sobre todo en el caso de que Bildu fuera el partido más votado. Posiblemente el PSE se viera obligado a elegir lo que a su juicio sería «el mal menor». Se pudo comprobar en el debate celebrado el martes en una televisión local.

Si dos de los tres grandes no se ponen de acuerdo, llegaría la hora de mirar a los pequeños. El PP se debate entre cola de león y cabeza de ratón. Sus escaños, en torno a la media docena, no le sirven en principio para ser determinante. Habrá que ver a cuánto asciende la suma entre la lista que lidera Juan Carlos Cano -quien por cierto se presenta, en un gesto simbólico, como sucesor de Regina Otaola en Lizartza-, y la de Buen.

También son una incógnita los resultados de Ezker Batua y Aralar. En 2007 fueron en coalición y obtuvieron seis escaños. Ahora, cada uno por su lado y con Bildu en la parrilla de salida, se antoja difícil que lleguen a tanto. Sin embargo, podrían ser muletas sobre las que apoyar un gobierno en minoría, emulando lo sucedido en el Consistorio donostiarra en esta legislatura.

A todas estas elucubraciones, que ya dan de por sí bastantes quebraderos de cabeza, cabe sumar los factores externos -directrices llegadas desde las cúpulas de los partidos- y las negociaciones en las que entran en juego los intercambios, yo te voto aquí si tú me votas allí. Un escenario ideal para jugarse unos euros en una porra.

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