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El Movimiento 15-M desplaza a un segundo plano la campaña electoral

La tensión se notaba ayer en la plaza de Puerta del Sol de Madrid tras la prohibición por parte de la Junta Electoral de una concentración. A pesar de que efectivos policiales acordonaron la zona, la protesta transcurrió sin incidentes. Con la de hoy, ya son tres días de acampada.
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La filosofia del Movimiento 15-M ha conseguido lo que otros muchos no han logrado en años de sacrificio: relegar a los partidos políticos a un segundo plano en plena campaña electoral. Un ventarrón de indignación recorre estos días el Estado español, más si cabe en Madrid, donde centenares de vecinos de todas las edades mantenían ayer la acampada de la Puerta del Sol comenzada el martes. El movimiento está tomando cada vez más fuerza, mientras a escasos cuatro días de las elecciones locales y autonómicas, los políticos intentan controlar y adueñarse de la situación.

Sin embargo, todo parece indicar que el asunto se les está escapando de las manos. Mientras el Ayuntamiento de la capital española ha pasado la patata caliente a la Delegación de Gobierno, por considerar que el problema ha transcedido de ser ocupación de espacio público a ser problema de orden público, la Junta Electoral de Madrid decidió ayer prohibir una asamblea de los acampados al argumentar que «podía afectar a la campaña y a la libertad de derecho a voto de los ciudadanos». La convocatoria fue comunicada a instancias policiales con motivo de «urgencia», pero la Junta Electoral opinó que no concurrían dichas causas.

No obstante, según reiteró la jurista Carlota Jover, la Junta no les comunicó de manera oficial la prohibición de la misma, y en tal caso, al ser un dictamen, no era vinculante, por lo que «no había nada que prohibir». Es por eso por lo que los congregados en «Acampada Sol», como lo llaman, decidieron continuar con la convocatoria.

Efectivos de la Policía hicieron lo imposible por cerrar el acceso a Puerta del Sol, acordonándola a cal y canto e identificando a los transeúntes que intentaban entrar a la plaza. Los activistas, sin embargo, optaron por «no concederles a los policías el protagonismo que ansiaban», al mismo tiempo que reiteraban su intención de mostrar una «resistencia pacífica» en caso de desalojo.

La protesta trancurrió, pues, en tono festivo, con proclamas en favor del cambio, y sin hacer alusión a ningún partido, tal y como pidieron los organizadores por megafonía.

Áreas de trabajo

Con el convencimiento de que seguirán al menos hasta el domingo acampados en la plaza, los activistas descontentos con el sistema actual comenzaron a primera hora de ayer a organizarse en distintas áreas de trabajo. Así pues, dispusieron al menos siete grupos, tanto con trabajos relacionados con la protesta -comunicación, asesoría legal, información, extensión...- como con labores de mantenimiento del campamento -alimentación, infraestructuras, limpieza...-.

Las más de quinientas personas reunidas bajo las telas de protección agradecían enormemente las muestras de solidaridad recibidas durante todo el día; aseguran que la gente se acerca hasta ellos para abastecerles de víveres o simplemente mostrarles su apoyo.

Con la capacidad de organización que han mostrado en escasos días, los disconformes dan incluso más valor a sus proclamas. Afirman que no son una fuerza política; es más, critican a los políticos por llevar a los ciudadanos a la situación de crisis actual, sobre todo a las caras visibles de PP y PSOE.

«Sabemos que el 22 de mayo van a ganar; en ese sentido no va a haber sorpresas. Pero queremos que sepan que no nos van a tener como cómplices en el desastre al que nos están llevando», corroboraron los manifestantes.

Escaso seguimiento en Catalunya y Euskal Herria

La ola de indignación que estalló el pasado domingo en varias ciudades del Estado español ha evolucionado en diferentes convocatorias. Sin embargo, ese seguimiento ha sido escaso, por no decir insignificante, tanto en Catalunya como en Euskal Herria.

Mientras el movimiento parecía coger cuerpo en la red, la plaza de Catalunya de Barcelona acogía ayer una acampada de poco más de 50 personas. Las protestas, aún así, si fueron más concurridas, como la cacerolada realizada en la citada plaza.

Las capitales vascas tampoco reunieron a más de cien personas, donde sí han aprovechado para convocar actos reivindicativos para el fin de semana. GARA

otras ciudades

También en otras ciudades del Estado español se prohibieron ayer concentraciones de protesta; es el caso de Granada, Sevilla, Almería, Gijón, Oviedo...

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