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Denuncia a la Ertzaintza por no detener a los ladrones a los que siguió durante kilómetros

Un vecino de Artziniega ha presentado una queja formal ante la Ertzaintza después de perseguir a los autores de un robo de 35 toneladas de hierro. Avisó a la Policía autonómica, pero denuncia que ésta no los detuvo.
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Joseba VIVANCO | ARTZINIEGA

El martes, ningún periódico recogía en sus páginas la detención de un grupo de personas que la noche del domingo sustrajo de la planta que la empresa Tubacex Taylor Accesorios (TTA) tiene en la localidad alavesa de Artziniega nada menos que 35 toneladas de hierro de buena calidad, valoradas en unos 300.000 euros. La razón es que no les cogieron. Y eso que un vecino avisó del robo a la Ertzaintza y siguió a los ladrones durante una docena de kilómetros para informar a la Policía autonómica en qué dirección escapaban. El mismo ciudadano que, el martes, presentó una queja en la comisaría de Laudio «por haberles dejado escapar», como se quejaba amargamente ayer.

El rocambolesco relato que consta en su denuncia arranca sobre las 22.00 del domingo, cuando G.L y su esposa regresan de Amurrio a Artziniega y, al llegar al pueblo, observan maniobras sospechosas de un vehículo, con matrícula de Barcelona, que se detiene junto a las instalaciones de la empresa TTA, en la misma entrada al municipio.

El testigo decide entonces vigilar desde lejos al turismo, que poco después da algunas vueltas por la zona, hasta que, tras él, arranca desde la fábrica un camión articulado -al parecer robado a una empresa de chatarra de Zorrotza- seguido por el coche sospechoso. G.L. tiene entonces la certeza de que acaban de cometer un robo en la empresa, por lo que se sitúa tras el turismo, el cual antecede al camión, y toman dirección a Bilbo.

Es en ese momento cuando este vecino llama al 112 y, después de responder a una serie de preguntas, le derivan a la comisaría de Laudio. «Tras escuchar varias veces el mensaje de teléfono ocupado, la llamada se interrumpe», recoge la queja escrita.

Llama al 11888 solicitando el número de la comisaría de Balmaseda, donde es atendido -no sin antes ser instado a llamar a la comisaría de Laudio- y, finalmente, da la descripción de los vehículos que persigue y la matrícula del coche.

En un momento dado, al llegar a la altura de El Pontón, en Gordexola, el coche se detiene y, para no ser descubierto, G.L. adelanta al camión y aguarda unos kilómetros más delante, en la rotonda de Sodupe, no sin antes facilitar al ertzaina al teléfono la matrícula de éste. Cuelga por indicación del agente y ya en Sodupe vuelve a entablar contacto telefónico con él.

Minutos después aparece el camión, que toma la carretera del Corredor del Kadagua en dirección a Bilbo. El que no da señales es el coche que le acompañaba. G.L., tras cinco minutos de espera, decide regresar a Artziniega confiando en que con los datos facilitados, al menos, el camión iba a ser interceptado kilómetros más abajo.

Su sorpresa fue mayúscula el lunes al enterarse, tras llamar a comisaría, de que no había habido detención alguna. Un enfado todavía mayor que se tradujo en la queja formal interpuesta en la comisaría de Laudio.

les dio los datos

La noche del domingo persiguió entre Artziniega y Sodupe al camión que transportaba el material y al coche que hacía de lanzadera, mientras facilitaba todos sus datos por teléfono a la Ertzaintza.

Comunicaban

El 112 le redireccionó con la comisaría de Laudio, que comunicaba; llamó al 11188, que le pasó con la de Balmaseda, donde le atendieron. Tras dejarlo en sus manos, el lunes se enteró de que no los habían arrestado.

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