Maite SOROA
A punto de tirar la toalla
Como se pueden imaginar, aquí la servidora se ha empachado en los últimos días de leer barbaridades de distinto pelo sobre la cosecha electoral. No quisiera, pues, aburrir a la lectora y al lector con una catarata de burradas, producto sin duda de la falta de reflexión serena.
Pero no resisto la tentación de ofrecerles la perla con que nos obsequiaba el inefable Pío Moa en «Libertad Digital». El exGRAPO, que ahora pasta en las campiñas de la derecha más correosa del nacionalismo español, aseguraba ayer que «el penúltimo delito de Rodríguez ha sido la legalización de la ETA, que ha registrado uno de sus mejores resultados electorales de la historia y cuyas arcas tendremos que alimentar entre todos». Y dale con lo de las arcas. Digo yo que a todos pagarán por igual, ¿no?
Moa mostraba signos de manía persecutoria: «PSOE y PP, con sus trapacerías, inconsecuencias y demagogia barata han impulsado en las Vascongadas este éxito que alimentará el separatismo también en otras regiones». ¡Horror! ¡La metástasis separatista!
El autor alarma a los suyos con argumentos de pretendida contundencia: «La ETA, o mejor dicho la política seguida hacia ella por los gobiernos españoles (con la excepción parcial de Aznar), ha sido la causa profunda de la crisis a que ha llegado la democracia en España. Un problema que no encontrarán ustedes analizado en profundidad en casi ninguna parte. He dicho, exagerando poco, que la ETA dicta la ley». Definitivamente, hay que concluir que el Apocalipsis se acerca a pasos agigantados. Y el tío no para: «La Constitución tiene la impronta indirecta de la ETA, pues sus mayores defectos vienen del intento de contentar a los nacionalistas para `quitar argumentos' a los etarras. Y luego la `solución política' ha sido el venero de innumerables actitudes demoledoras de la democracia y la unidad nacional. El problema pareció en vías de solución con Aznar, pero el delincuente mayor que ha pasado por el Gobierno, Rodríguez y su tribunal anticonstitucional, lo han reactivado al máximo. Y no es previsible que Rajoy vaya a solucionarlo. Al contrario».
Están a punto de arrojar la toalla.