Final de la Champions League 2011
Dos viejos conocidos buscan la cuarta
El encuentro de Wembley será una reedición del envite de hace dos años en Roma, con un Barça manteniendo su filosofía de juego y un Manchester United que, tras la marcha de Cristiano Ronaldo, ha pasado a basar su peligro en la rapidez y solidez del conjunto.
BARÇA-MANCHESTER U.
Natxo MATXIN
Es la final deseada, la de los dos colosos europeos. La reedición de 2009 en Roma y la que se esperaba el año pasado, pero que finalmente truncaron de manera sorpresiva Inter -a la postre campeón- y Bayern de Münich. Catalanes e ingleses son, además, finalistas por méritos propios y no por casualidad.
Con permiso del Milan y el Liverpool, red devils y azulgranas han prevalecido en los últimos tiempos en la máxima competición continental. Los de sir Álex Ferguson acuden a su tercera final en cuatro años, y los culés también a su tercera participación en el partido decisivo en las últimas seis temporadas.
Dominadores, además, de sus torneos domésticos -el Barça acumula su tercera Liga consecutiva y el Manchester ha ganado otras tantas Premiers en las últimas cuatro campañas-, ambas escuadras luchan hoy por un mismo objetivo: conseguir su cuarto máximo entorchado europeo, con el que darían caza al Ajax y Bayern de Münich, y se pondrían a tiro del Liverpool, que ostenta cinco títulos.
Será la séptima final para los blaugranas -perdieron ante Benfica (1961), Steaua (1986) y Milan (1996), ganando frente a Sampdoria (1992), Arsenal (2006) y ManU (2009)- y la quinta para los ingleses, que vencieron en las tres primeras -contra el Benfica (1968), Bayer de Münich (1999) y Chelsea (2008)-, para caer en la última, como ya se ha mencionado, ante el Barcelona en Roma.
Precisamente, ese último duelo en la capital italiana marca el envite que se vivirá hoy, con ciertos aire de revancha para los de sir Alex Ferguson y, en el caso de los culés, algunas ganas de quitarse la espina del año pasado por no disputar la final en el Bernabéu. Aquel partido en el Estadio Olímpico romano vino precedido por unos prolegómenos en los que la escuadra inglesa pecó de excesiva prepotencia, inconsciente del torbellino al que se iba a enfrentarse.
Bien es cierto que el Manchester fue quien mejor empezó aquel partido, incluso con opciones de ponerse por delante en el marcador, pero el gol de Eto´o les fundió los plomos y acabaron siendo un juguete roto en las manos de un rival que tocaba y tocaba, mientras los ingleses sólo podían correr detrás de la pelota sin alcanzarla.
El Barça patentó en aquel choque un estilo de juego que maravilló a Europa y que sigue practicando, fiel a sus principios, con ciertos retoques en un once muy consolidado.
Reinvención
Dos años después de aquel enfrentamiento, los dos conjuntos han necesitado reinventarse en cierto modo. La escuadra dirigida por Guardiola se vio obligada a sacar de la chistera a un Messi convertido en ariete -aunque no al uso-, tras la mala experiencia vivida la campaña pasada con el ingreso en sus filas de un delantero-boya como Ibrahimovic. Los de Ferguson, tras la marcha de Cristiano Ronaldo al Real Madrid, apostaron por jóvenes talentos, apretando filas en favor del conjunto.
De hecho, la ausencia del egoísta jugador portugués les ha venido que ni pintada para fortalecer los valores del grupo y ganar en solidez y compromiso de todas sus estrellas. El Manchester United es ahora mismo un equipo que no destaca por sus individualidades y sí por el sacrificado esfuerzo de todos, no exento de la calidad necesaria, tal y como mostró en la semifinal frente al Schalke04, al que no sólo eliminó claramente, sino que generó infinidad de ocasiones para golearle.
A los red devils ya no les hace falta el esférico para crear peligro, pues sus centrocampistas tienen la premisa de tocar con celeridad a las rápidas bandas y éstas asistir a los dos killers del área, Rooney y Chicharito, incansables también en la presión. A ese peligro se enfrenta el Barcelona, que deberá ser más cuidadoso en la pérdida de balones en medio campo de lo que lo fue ante el Real Madrid.
Su técnico, que podría convertirse en el más joven -40 años- en conseguir dos Champions, y unirse así al selecto grupo del omnipresente Ferguson -opta a marcar época con su tercer título-, Del Bosque, Hitzfield, Capello y Mourinho, es consciente de que del buen hacer en el manejo del cuero de su triángulo mágico -Busquets, Xavi e Iniesta- va a depender en gran medida el devenir de la final.
Como su homólogo en el banquillo rival de hoy, el técnico de Santpedor, que aspira a su décimo titulo desde que cogiese las riendas de la formación blaugrana, es un motivador nato y ha vuelto a tirar de historia y video para añadir ese plus psicológico a la incuestionable calidad de los suyos.
Wembley siempre estará en la memoria azulgrana por ser el escenario donde se cosechó la primera Champions -también ahí lo hizo el Manchester United- y ese recuerdo histórico, aunque ahora se compita en un estadio de nueva construcción, a buen seguro que lo llevarán bien presente los culés en sus mentes cuando salten al césped.
De hecho, Abidal anticipó cuando estuvo en ese estadio en noviembre de 2010 con la selección francesa que regresaría para disputar la final del máximo torneo de clubes, deseo premonitorio que incluso dejó escrito en una nota que guardó en una de las taquillas del vestuario y que da una idea del hambre de títulos que sigue mostrando el grupo de Guardiola.
La incógnita de Abidal
Es precisamente la presencia del lateral zurdo, recuperado en tiempo récord de su tumor en el hígado, la principal incógnita del once tipo culé. Lo previsible es que el entrenador azulgrana no arriesgue en un choque de tal trascendencia, entre otras razones porque el francés no se encuentra con el ritmo de competición adecuado para la exigencia que se va a encontrar enfrente -Valencia- y porque Mascherano ya ha demostrado que puede rendir con garantías en el eje de la defensa, junto a Piqué. Si se cumple el guión, lo normal es que sea Puyol, ya recuperado de su tendinopatía en la rodilla, quien ocupe esa plaza en el lateral izquierdo.
Ello, además, impediría que Guardiola realice cualquier otra variación en las demás líneas, donde jugarán los otros seis nombres que ya todo el mundo se conoce de carretilla.
Bastantes más incógnitas despierta el conjunto de Ferguson, sobre todo a raíz de que Giggs se encuentre en el ojo del huracán a consecuencia de su vida sentimental. El futbolista galés, que apuntaba a titular, podría quedarse en el banquillo, mientras que un signo de las intenciones del técnico escocés será ver quién alinea en el lateral derecho, bien a Rafael o al más defensivo O'Shea. Los ingleses, asimismo, han recuperado a marchas forzadas a Fletcher, fundamental en la medular, mientras que por el carril zurdo pujarán tanto el portugués Nani como el coreano Park.
La previsión meteorológica para la hora del partido es que el cielo sobre Wembley esté cubierto, pero que no se produzcan precipitaciones. La lluvia sí que estará presente en Londres por la mañana y a primeras horas de la tarde.
El duelo también lo es de figuras. Unas consolidadas, como es el caso de Leo Messi, y otras emergentes que buscan arrebatar el cetro al astro argentino -hablamos del Chicharito Hernández-.
El mexicano, una de esas perlas desconocidas que cada cierto tiempo descubre Ferguson, ha mamado fútbol desde la cuna, no en vano su padre jugó el Mundial de 1986, y su abuelo el de 1954, aunque el talentoso heredero va camino de superar a ambos.
Jugador revelación de la Premier en su primer año, ha marcado una veintena de goles en el debut con los red devils y ha desbancado de la titularidad a todo un Berbatov, que estuvo muy inspirado de cara a la puerta contraria en el primer tramo de la temporada, para verse relegado al banquillo después. Escurridizo, el mexicano complementa a la perfección su rapidez a la hora de buscarse espacios en el área y un remate demoledor con ambas piernas.
Además de mucho camino por recorrer, le queda por demostrar si es capaz de mantener su sangre fría también en las grandes citas, como la de hoy, y reconoce que está lejos de compararse a las grandes estrellas, como Messi. El argentino se enfrenta sobre el césped de Wembley a uno de los escasos retos que todavía le quedan por cumplir: anotar un gol en suelo inglés.
Y, conociéndole, a buen seguro que la Pulga tendrá ese objetivo entre ceja y ceja. De conseguirlo, ayudaría en gran medida a su equipo, repetiría como anotador ante el ManU -tras hacer la segunda diana de la final de Roma de hace dos años-, y aumentarían sus posibilidades de volver a alzar, por tercer año consecutivo, el Balón de Oro.
De la fina puntería de estos dos artilleros, cada uno con un estilo completamente distinto, dependerá en gran medida que sea Barcelona, o Manchester United, quien levante la tan deseada «Orejona» cuando Kassai pite el final de lo que se espera sea un encuentro reñido y espectacular. N.M.
Como ya hiciese en 1992 al conquistar su primera Champions y en anteriores finales con resultado victorioso, el Barça ha repetido rituales para llamar a la suerte. Así, los culés han entre- nado en Saint Albans, como hace casi veinte años, mientras que Puyol y Valdés estarán en la sala de prensa.
El fútbol de élite no entiende de crisis económica y tratar de hacerse con una entrada para ver la final se ha convertido en una competición económica por ver quién ofrece más dinero. La locura por ver en directo el envite entre Barcelona y Manchester United puede llegar incluso a los 4.500 euros.
No hay mejor despedida para un gran guardameta como una final de Champions. Será el último encuentro del portero del Manchester United, Edwin van der Saar, como profesional y el quinto partido de estas características que afronta el cancerbero holandés.
El encuentro también es un buen escaparate para las marcas deportivas, de ahí que varios jugadores azulgranas luzcan botas exclusivas. Es el caso de Messi, Villa, Alves, Piqué, Puyol, Iniesta y Pedro, que han incluido toques personales en su calzado para conmemorar la cita.
El que fuera técnico del Barcelona, Johan Cruyff, ha asegurado en unas declaraciones a «La Gazzeta dello Sport» que no le extrañaría que Pep Guardiola dejase el club tras jugar la final de Wembley. Hay que recordar que el de Santpedor renovó por un año.