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CRíTICA cine

«Piratas del Caribe: En mareas misteriosas»

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Mikel INSAUSTI

Mi decepción tras ver la cuarta entrega de “Piratas del Caribe” se debe a que esperaba otro tipo de realización por parte de Rob Marshall, al que en ningún instante se le nota su procedencia del musical. Fue George Sidney quien en 1948 ya dejó bien sentado con “Los tres mosqueteros”, gracias a las coreografías de Gene Kelly, que las escenas de capa y espada se podían equiparar a los números de baile. Nada de eso se percibe en “En mareas misteriosas”, salvo por un toque algo teatral en los decorados, insuficiente para decir que esta es una película de Rob Marshall. Por encima de él está la mano del todopoderoso productor Jerry Bruckheimer, que hace y deshace a su antojo en una reformulación de la franquicia Disney, pensada para demostrar que puede seguir adelante sin un director estrella como Gore Verbinski. Pero al genial creador de “Rango” se le echa mucho de menos, porque la puesta en escena ya no posee la misma brillantez de un espectáculo que antes estaba dotado de personalidad propia.
Además, se observa un claro desgaste por parte de Johnny Depp en su repetitiva caracterización del pirata Jack Sparrow, al no haber sabido rodearle de nuevos personajes de los que poder recibir estímulos externos. Y es que no hay química suficiente con una Penélope Cruz poco enérgica y aventurera, seguramente a causa de su avanzado estado de gestación durante el rodaje; hasta el punto de que da mucho más juego la relación secundaria entre la sirena (Astrid Bergés-Frisbey) y el predicador (Sam Claflin).
No en vano, el mejor pasaje de la película es el de las misteriosas sirenas, o el único que desprende verdadero aliento fantástico. Es la prueba de que los habituales guionistas Ted Elliott y Terry Rossio han encontrado un buen filón literario en la novela de Tim Powers, merecedor de contar con un cineasta más capacitado para darle una dimensión épica a la búsqueda de la Fuente de la Eterna Juventud, un tesoro arqueológico digno del Indiana Jones de Steven Spielberg y George Lucas.

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