Cristina Maristany Escritora
Bildu
No sabéis, los que tenéis la inmensa suerte de vivir en Euskal Herria, lo que significa llegado el momento de votar, hacerlo con convencimiento e ilusión. Aquí se vota lo menos malo o se deja de votar
Los más de trescientos mil votos logrados por Bildu han supuesto un aldabonazo del que todavía no se ha repuesto la deteriorada clase política. Qué fácil lo tenían cuando ilegalizaban las ideas desnaciendo a los partidos abertzales, los borraban del mapa ignorando que, en Euskal Herria, forman parte del pueblo y es el pueblo quien les vota. Acostumbrados al pucherazo, ese pacto contra natura vergonzosamente tolerado y asumido en el resto del estado, no ha habido una denuncia seria de la aberración que se estaba cometiendo.
Lo llaman el «tsunami» Bildu que ha arrasado el marco electoral. La voluntad popular que ha podido, al fin, manifestarse en las urnas. El papel jugado por Eusko Alkartasuna es digno de elogio. Después de la experiencia de la ilegalización de Sortu había muchas probabilidades de que ocurriera lo mismo con Bildu. Si esto hubiera sucedido podría haber supuesto la desaparición de un partido con veinticinco años de historia. Su valentía por apostar por un futuro que solo intuían merece el mayor aplauso y respeto. También Alternatiba ha sido muy importante, ya que son los soportes para llegar a conseguir el enorme éxito alcanzado por Bildu, que supera todo lo imaginable.
Ahora vendrá el baile de máscaras para tratar de que los resultados por los que claramente ha apostado el pueblo vasco puedan modificarse a base de vergonzosos pactos. PSOE y PP ya han manifestado claramente su rechazo a Bildu, el PNV todavía no ha destapado su estrategia. Quisiera creer que en el PNV la visión fuese de largo alcance y no se dejase llevar por los cantos de sirena de los amargados perdedores de Euskal Herria, ya que la importancia que para el nacionalismo vasco tiene el triunfo de Bildu y la fuerza del PNV juntos podría tener un significado esperanzador y necesario.
Jon Maia, en su espléndido artículo «Bildu y la teoría del mar», dice: «Bildu representa a ríos encontrados en busca del mar». No sabéis, los que tenéis la inmensa suerte de vivir en Euskal Herria, lo que esto significa ya que, llegado el momento de votar, podéis hacerlo con convencimiento de lo que hacéis y, sobre todo, con ilusión. Hace ya tanto tiempo que la palabra ilusión desapareció para muchos de los que habitamos en el resto del Estado... Aquí se vota lo menos malo, o se deja de votar.
Las promesas incumplidas de todos los políticos cada cuatro años se diluyen en la nada y ya nadie les da credibilidad. Es una eterna noria que gira dando vueltas estúpidamente hacia ninguna parte.
Es maravilloso el poder adunar el mosaico de fuerzas abertzales en un proyecto dinámico, aglutinador, con un largo camino por recorrer, un camino elegido por el pueblo vasco al que se ha impedido por todos los medios poder expresarse durante tanto tiempo...
Son momentos apasionantes e interesantísimo los que estáis viviendo y lo sabéis, por eso los rostros que reflejan los asistentes a vuestros mítines y actos, ya desde antes del 22-M, rezuman entusiasmo, felicidad y, de nuevo, repito la palabra, ilusión. Y en esta fecha, el inolvidable 22 de mayo de 2011, no se puede olvidar que son 700 los presos políticos vascos que aún permanecen en las cárceles. A ellos, mi recuerdo más emocionado.
Aquí, el movimiento 15-M, surgido con fuerza los últimos días antes de las elecciones, a las que han restado todo el protagonismo, es algo importantísimo ya que, en el resto del Estado español, no tenemos fuerzas como la izquierda abertzale, capaces de aglutinar todas las justísimas demandas que, sobre todo los jóvenes, pero también los menos jóvenes, reclaman. He estado varios días en la Puerta del Sol, y todo lo allí vivido es estimulante. Las propuestas y los debates van sucediéndose en un clima rebelde y lúdico. Es un lugar de resistencia pacífica contundente que no se ha doblado ante nada. Fuimos muchos miles las personas que, con un esparadrapo sobre nuestra boca hasta poco después de las doce de la noche del día 20, jornada de reflexión, permanecimos con las bocas selladas. Luego el grito mas escuchado fue «La voz del pueblo no es ilegal». Pero lo más demoledor de todo lo acaecido en Sol es el rechazo rotundo a la clase política, al no sentirse representados.
La campaña de estas elecciones en Euskal Herria ha sido modélica, no ha habido ni una sola nota discordante. Es evidente que cuando se deja que las cosas fluyan normalmente, sin detenciones, violencias ni ilegalizaciones, no existen problemas, tan solo el pronunciamiento claro y rotundo de un gran pueblo: el pueblo vasco.