El Fútbol Club Barcelona conquistó su cuarta Copa de Europa, precisamente, en el mismo escenario donde ganó la primera, en el mítico estadio de Wembley. Los catalanes recuperaron su mejor versión para derrotar por 3-1 a un Manchester United que se tuvo que conformar con ser testigo del espectáculo ofrecido por los hombres de Pep Guardiola ante los ojos de todo el continente. Definitivamente, el jogo bonito del Barça parece no tener ningún límite.

Porque este nuevo entorchado sirve para seguir aumentando la leyenda de un equipo blaugrana que marcará una época en la historia del fútbol. Se trata de la tercera Champions en apenas seis años tanto para el club como para algunos de sus jugadores más emblemáticos: Valdés, Puyol, Iniesta y Messi. Guardiola, por su parte, ya ha ganado dos «orejonas» en tres años como entrenador.

El Manchester United, por su parte, deberá esperar a otra ocasión para levantar la copa. Eso sí, no lo podrá hacer el portero Edwin Van der Sar, que ayer jugó su último partido como futbolista profesional, y habrá que ver si a Ryan Giggs le da tiempo, tras la oportunidad perdida ayer a sus 37 años. No obstante, la temporada de los red devils ha sido grandiosa, ganando la Premier League y llegando a su tercera final de Champions en las tres últimas temporadas.

Comienzo trepidante

Los primeros diez minutos de partido fueron de locos. El Manchester United imprimió un ritmo fuera de lo normal a sus acciones y la presión ejercida sobre los defensores blaugranas -Guardiola optó por Mascherano y Abidal como titulares, dejando a Puyol en el banco- rayó la perfección. Chicharito y Rooney en primera instancia, Valencia y Giggs por las bandas, y Park Ji Sung y Carrick en segunda oleada, comenzaron ahogando al equipo catalán.

Pero los ingleses fueron víctimas del «efecto champagne», y su despliegue físico fue menguando como la espuma a la par que iba subiendo el porcentaje de posesión para el Barça. De hecho, las primeras ocasiones culés no tardaron en producirse. Un lanzamiento de Pedro que se marchó fuera por poco y dos intentos de Villa fueron la antesala del primer gol barcelonista. Su autor no podía ser otro que el estilete canario, que volvía a marcar en una gran cita aprovechando una maravillosa cesión del capitán Xavi Hernández.

Pero lo que en ese instante parecía del todo imposible, que el United lograra igualar el choque, sucedió apenas diez minutos después. Wayne Rooney ejecutaba a la perfección una espléndida jugada personal, pared con el incombustible Ryan Giggs incluída, aunque bien es cierto que el galés se encontraba en fuera de juego. Messi estuvo a punto de romper la igualada, pero por unos centímetros se llegó al descanso con empate.

Sentenció tras el descanso

El Barcelona salió de vestuarios mucho más enchufado que su rival, y el dominio de la primera parte no hizo más que acentuarse en la segunda. Las combinaciones de Xavi, Iniesta y Messi en la medular no encontraban oposición, y el primer susto para los ingleses no tardó en llegar, con una incorporación de Alves que desbarató con acierto el veterano Van der Sar.

Poco después, en el minuto 53, fue Leo Messi el que volvía a adelantar al Barcelona con un lanzamiento desde fuera del área que pilló un poco despistado a los defensas y al portero del United. La alegría fue inmensa, pero los blaugrana se conjuraron para intentar marcar el tercero y que no volviera a ocurrir lo de la primera parte.

Dicho y hecho. Messi, Xavi e Iniesta lo intentaron desde lejos con potentes lanzamientos, aunque todos ellos se encontraron con la respuesta de un excelso Van der Sar, convertido ya en la figura principal de su equipo. Pero por mucho que se estirara, el espigado meta holandés nada pudo hacer ante la obra de arte que firmó David Villa en el minuto 68, un formidable escuadrazo que dejaba el partido y el título visto para sentencia.

Aunque Alex Ferguson lo intentó en la recta final, dando entrada a Nany y Scholes, el United apenas inquietó la portería defendida por Valdés y el Barcelona pudo celebrar con cauta antelación la victoria. El ciclo blaugrana sigue adelante.