Teníamos al pepino como una metáfora de lo bueno, de lo que funciona, lo que corre, lo que gana. Este coche va como un pepino. Le metió un gol de un pepinazo. En esas estábamos, alabando su generosidad, sin apenas calorías, el complemento ideal para nuestras ensaladas, el fundamento del gazpacho, un alivio como mascarilla para quitarnos arrugas faciales y van y nos lo estigmatizan, como diablo envenenador.

Para cerrar el círculo, si en principio los casos graves sucedían en Alemania, va y es en la propia Donostia donde tenemos un caso que nos coloca, una vez más, en alarma alimentaria. Se nos dice -¿para aliviarnos?- que la persona afectada había pasado unos días en Alemania. Esperemos acontecimientos y noticias fiables, sustentadas en análisis, diagnósticos, investigaciones serias y profundas y no en opiniones ligeras de ataque y defensa de economías particulares.

E.Coli se llama el agente que provoca los males, que pueden llevar a la muerte a los afectados y se ha acusado al pepino de ser su portador. ¿Qué culpa tendrá el pepino del actual sistema de producción, almacenaje, transporte y venta de los productos agroalimentarios? En la televisión, está claro que en calculado reportaje defensivo, se explica el recorrido de las frutas y verduras desde el sur de la península o desde el norte de África hasta los mercados o tiendas centroeuropeas, y allí descubrimos como esta agricultura extensiva, es una barbaridad total, en la que se necesita toneladas de petróleo para cada kilo de pepinos, por seguir con nuestro amigo vilipendiado, que llega a nuestra mesa.

Son muchas manos las que lo tocan, es decir mucho el precio que se incrementa desde el campo donde se planta, crece y se recoge con procesos industriales y productos químicos a mogollón, hasta la venta al por menor. Mucho viaje, paso por lonjas, neveras colectivas, transportes de larga distancia y almacenaje para posterior distribución. Muchas probabilidades de contaminación o ruptura de sus condiciones idóneas. Las prevenciones y controles sanitarios parecen haber fallado. ¿Estaremos ante otra pandemia? El pepinazo informativo acabará pudriéndose en la gestión política.