Belgrado entrega a Ratko Mladic a La Haya para que sea juzgado
Diez años ha tardado Serbia en poner al general serbobosnio Ratko Mladic, conocido como «el Carnicero de los Balcanes», a disposición del TPIY. Ayer llegó a La Haya, donde será juzgado por genocidio y crímenes de guerra en relación a la guerra de Bosnia (1992-1995), después de que un tribunal especial serbio rechazara el recurso de su abogado para evitar su entrega aludiendo a su «alarmante» estado de salud.
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El general serbobosnio Ratko Mladic llegó a las 19.45 de ayer a Rotterdam (Países Bajos) a bordo de un avión oficial serbio procedente de Belgrado para ser llevado ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Desde allí fue trasladado en helicóptero, a la prisión, situada en Scheveningen, cerca de La Haya.
Las autoridades serbias han tardado casi una década en demostrar su cooperación con la Justicia internacional. El jueves pasado detuvieron a Mladic, de 69 años, poniendo fin a 16 años de fuga.
Unas horas antes de hacer efectiva su extradición y después de que los tribunales serbios rechazaran el recurso de su abogado aludiendo su «alarmante» estado de salud para impedir su traslado, la ministra serbia de Justicia, Snezana Malovic, firmó la autorización para su entrega. El abogado de Mladic argumentó que Mladic no sobreviviría a su traslado, pero la Justicia ya determinó el pasado viernes que el detenido estaba en condiciones de ser enviado a La Haya.
Sincera determinación
«Con la extradición de Mladic, Serbia ha cumplido su compromiso internacional y moral», aseguró Malovic, quien agregó que esa decisión representa «la sincera determinación de Serbia a completar la cooperación con el TPIY», además de un «claro aviso a todos los acusados de crímenes de guerra de que serán llevados ante la Justicia» y «un mensaje de reconciliación en la región».
El TPIY todavía reclama la captura y entrega de Goran Hadzic, el antiguo líder de los serbios de Croacia durante el conflicto de 1991 y único inculpado de crímenes de guerra por La Haya que sigue en libertad.
En respuesta a quienes cuestionan a Belgrado por su falta de colaboración con La Haya, el ministro serbio encargado de la cooperación con el TPIY, Rasim Ljajic, señaló a AFP que Serbia ha gastado «grandes sumas de dinero» y ha movilizado a «un número considerable de personas» para seguir el rastro del comandante serbobosnio. Aseguró que «ahora podemos destinar esos recursos a otras cuestiones importantes, como la lucha contra la delincuencia organizada».
A diferencia con lo que ocurrió en 2008 con la extradición del ex presidente serbobosnio Radovan Karadzic, el traslado de Mladic se realizó a plena luz del día, quizá con la intención de las autoridades de transmitir un mensaje de fuerza a quienes le siguen considerando un héroe nacional y han criticado con dureza al Gobierno y al presidente, Boris Tadic.
El último recorrido de Mladic por tierras serbias lo realizó en medio de fuertes medidas de seguridad, en un convoy policial que le trasladó al aeropuerto.
Señal de que su salida del país era inminente fue la visita, de madrugada, a la tumba de su hija Ana, que se suicidó en 1994 a los 23 años. Allí quedaron depositados un ramo de rosas y una vela, según AFP.
Esta visita fue uno de los deseos expresados por el general tras su detención el pasado jueves en Lazarevo, una aldea del noreste de Serbia.
La presidenta de la asociación Madres de Srebrenica, Munira Subasic, acogió positivamente la el traslado de Mladic a La Haya. «Es bueno que haya sido trasladado a La Haya. Espero que hable de todo lo que hizo y organizó (...) Espero que se haya despertado algo humano en él después de visitar la tumba de su hija», declaró a AFP.
Una semana
Una vez en La Haya, se espera que su primera comparecencia del serbobosnio ante los jueces se produzca en el plazo máximo de una semana, en una vista en la que Mladic se podrá declarar culpable o inocente de los cargos de los que se le acusa.
Conocido como «el Carnicero de los Balcanes», Mladic -que ha rechazado cualquier responsabilidad en esta masacre, según su hijo Darko- está acusado de genocidio por la matanza de unos 8.000 musulmanes en esa ciudad bosnia en 1995. También se le acusa, entre otros delitos, de crímenes de lesa humanidad y de guerra presuntamente ocurridos durante el asedio de Sarajevo, que duró casi cuatro años y se cobró unas 10.000 vidas durante la guerra bosnia.
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) va a reducir de quince a once los cargos -entre ellos dos de genocidio- contra Ratko Mladic, con el fin de «armonizarlos» con los del ex presidente serbobosnio Radovan Karadzic.
Con la entrega de Mladic al TPIY, Serbia ha eliminado un gran obstáculo en su camino de acercamiento a la Unión Europea y espera así obtener antes de fin de año el estatus de candidato a la adhesión. Pero algunos analistas consultados por Efe mencionan otras tres trabas a superar por Belgrado: el resultado positivo de las conversaciones con Kosovo, el esclarecimiento del trasfondo en la fuga de Mladic en la última década y la necesidad de un informe favorable del TPIY. Una vez encauzado el proceso de adhesión, Serbia necesitará además llevar a cabo más reformas, no sólo en su devastada economía, sino también en su sistema judicial y administrativo.
Cerca de diez mil personas se manifestaron ayer en Banja Luka, capital de la Republika Srpska (entidad serbia de Bosnia), para expresar su apoyo al general Ratko Mladic y rechazar su detención en Serbia y su posterior extradición a La Haya.
Convocada por una asociación de veteranos de guerra de la Republika Srpska, en la marcha participaron el vicepresidente del enclave, Emil Vlajki; el ministro de Trabajo y mutilado de guerra, Petar Djovic, y varios miembros del Parlamento serbobosnio y representantes del clero ortodoxo.
«General, sea fuerte. La Justicia está de nuestra parte. Los soldados están con usted», rezaba la pancarta sostenida por los manifestantes. Con banderas serbias y de la Republika Srpska y fotografías del que fuera comandante de las fuerzas serbobosnias durante la guerra y de su entonces presidente, Radovan Karadzic, en sus manos, los concentrados no dejaron de gritar que «Mladic es un héroe, no un criminal».
Los manifestantes acusaron a Serbia de comportarse como una «madrastra» con ellos y se preguntaron «qué más va a ser capaz de vender para entrar en la UE». GARA