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Un sistema de medición digital con label vasco asegura TIEMPOS nuevos y más precisos al atletismo

Un sistema informático, creado en Bilbo, pretende revolucionar el atletismo. Sus inventores lo definen como la foto finish de las pruebas de salto, aunque le están buscando nuevas aplicaciones que van desde la competición al entrenamiento, pasando por la medicina deportiva.
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Miren SÁENZ

En el corazón del barrio de Deustu, dos ingenieros informáticos han ideado el S.M.I.D -Sistema de Medición por Imagen Digital- y lo han aplicado al salto de longitud, altura y triple, y al lanzamiento de peso.

Carlos Galíndez -gerente de Sport Solution, empresa dedicada a la prestación de servicios en el ámbito del deporte, sobre todo sistemas de medición- y Álvaro González -director técnico de AGMSOFT Consulting, consultoría de desarrollo de nuevas tecnologías- son los padres del S.M.I.D.

Apoyados en un equipo formado por ocho personas, han creado un soporte que permite realizar mediciones a través de imágenes digitales en tiempo real, que además se pueden almacenar y crear una base de datos. La precisión, la certificación y la inmediatez son las señas de identidad de un invento dirigido a desterrar los errores por fallos humanos, y a sacar a los jueces del territorio de los atletas a través de un método de medición no invasor.

«La foto finish permite certificar las carreras. Eso no pasa en el resto del atletismo. Tanto en saltos como en lanzamientos debemos creer que los jueces lo han hecho bien, y no hay por qué dudarlo. Pero ahora encima podemos demostrarlo», sugiere Carlos, que además de ingeniero es juez-árbitro de atletismo y delegado técnico de la Federación Española de Atletismo.

Empezó a los 16 años, respondiendo a la llamada que la Federación Vizcaina de Atletismo envió a los institutos. Curtido en los estadios, la idea surgió durante los Campeonatos de Europa indoor'2005, cuando el despiste de un juez en la final femenina de longitud estuvo a punto de alterar el podio.

Carlos Galíndez, que se encontraba en el Palacio de Deportes de Madrid, empezó a darle vueltas a cómo podrían resolverse este tipo de situaciones, proporcionando una evidencia gráfica de lo que realmente se había saltado. Años después ha encontrado la respuesta con un sistema que permite certificar éstos y muchos más detalles.

Si el S.M.I.D hubiera existido en los Mundiales de Sevilla´99, se habría podido calcular con precisión cuánto había introducido Niurka Montalvo su pie en la tabla para tranquilidad de Fiona May, cuya reclamación no prosperó. Con el uso del S.M.I.D -según explica Galíndez- se podría incluso eliminar la plastilina, porque la señal no sería necesaria, teniendo en cuenta que el aparato traza claramente la línea de batida.

Rizando el rizo, quizás tampoco los 8,95 metros que Mike Powell firmó en Tokio'91 -en aquel salto de longitud para la historia- permanecerían como el récord del mundo, y en su lugar figuraría Iván Pedroso, el cubano que en una competición en Sestriere consiguió un brinco de 8,96 que no llegó a homologarse. En un principio, el viento registrado por el anemómetro daba por válido el registro, pero la IAAF (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo) decidió anular la plusmarca, afirmando que en el momento del salto había una persona delante del aparato obstruyendo la medida real del viento. «La persona que se cruzó creo recordar que fue una juez. Con S.M.I.D no habría estado ahí. No podemos saber si el viento que hacía cuando saltó era legal pero, si lo hubiese sido, efectivamente habría récord».

Galíndez opina que la implantación del S.M.I.D introduciría numerosos cambios en el escenario. Los más de 100 jueces que se mueven por la pista en un certamen internacional quedarían reducidos a uno o dos.

Visionario, es partidario de instalar a sus homólogos en salas de vídeo, donde podrían manejar los sistemas de imágenes y demás tecnología. «Hoy en día en una carrera de anillo hay una veintena de jueces en la curva controlando que el atleta hace lo que debe, cuando existe la tecnología para que eso no se haga así y tener mayor fiabilidad».

Además, Galíndez cree que el invento podría solucionar otro problema, la escasez de jueces, una labor casi amateur, o al menos de la que no se puede vivir. «Con la juventud que viene no parece que habrá relevo generacional. Pocos se lo van a plantear de forma vocacional. Pasó lo mismo con la foto finish. Antes se necesitaban 8 personas como mínimo y ahora se ahorran 10 jueces».

Empezaron con el salto de longitud y ahora están efectuando los test en peso. Defienden la precisión: «Las pistas tienen holguras, lo que puede favorecer a ciertas especialidades. Las mediciones son imprecisas. En longitud hay variaciones de casi 5 centímetros y en peso pueden ser de 10 ó 20». Con su soporte pueden pasar las imágenes tantas veces como sean necesarias para justificar o demostrar los registros.

Favorecer el espectáculo

Desde la medición a la certificación en competición, pero también en entrenamientos. El atletismo, que ha cambiado su propia reglamentación en pro de la agilidad que requiere la televisión -eliminando las salidas falsas en las pruebas de velocidad y reformando los saltos-, tiene una nueva arma de precisión con la que volver a limar tiempos muertos, convirtiendo en instantáneos resultados que ahora tardan en conocerse entre medio minuto y un minuto después.

Con ayuda pública y un presupuesto de un millón de euros han creado un proyecto a tres años que se encuentra en su ecuador. Quieren darle carácter universal, sin encarecer demasiado un artilugio que puede disponer desde una cámara a 150 -las que se necesitarían para abarcar la totalidad de los espacios de un estadio-. «La idea es no pasar de 12.000 euros y, a partir de ahí, toda la tecnología que nos permita ir afinando costes. Intentaremos reducirlo o ir sacando productos para la alta competición», dice Álvaro de un artilugio que amplía sus horizontes.

«La competición fue el germen, pero haciendo pruebas y hablando con entrenadores vimos que no hay soportes que permitan identificar si la batida de un atleta la hace en el momento exacto, movimientos y otros detalles importantes. Las comprobaciones son caras y se hacen en espacios cerrados. Con el S.M.I.D. se puede grabar en la misma competición o el entrenamiento».

Contentos de las respuestas federativas, al Comité Técnico de la Federación Internacional le gustó la idea. Les recordaron que en la actualidad no hay ninguna homologación de la IAAF para ningún equipamiento tecnológico, y les remitieron a la Federación Española, que«ha colaborado y nos ha apoyado desde el principio».

Con los entrenadores se han encontrado diversidad de opiniones. En el atletismo abundan los técnicos amateurs. «Les pones una herramienta tecnológica que a ellos casi les va a salir gratis y algunos no la ven necesaria», opina Galíndez. El entiende que el atletismo no nada en la abundancia, «pero cuando se hace un estadio se gastan millones de euros, y 12.000 no es dinero para incluirlo en ese equipamiento. Hoy en día hasta unas pruebas escolares se hacen también con foto finish, y ésta cuesta 36.000 euros».

Pretenden que el mercado del S.M.I.D sea la venta, no los servicios. La foto finish de las pruebas de saltos -que podría destronar definitivamente al teodolito topográfico y la cinta métrica- es también un instrumento para la medicina deportiva, porque se prevén lesiones y se corrigen movimientos.

El S.M.I.D Se presenta en sociedad

El sistema ha sido testado en varios campeonatos vascos y del Estado español. Su principal campo de pruebas fueron los Europeos de Barcelona'2010, donde se presentó al público y -según recuerdan- pudieron verlo funcionar miembros de la IAAF y de la Española.

Su próximo evento será el Campeonato de España, previsto para el primer fin de semana de agosto en Málaga. «Allí esperamos hacer la certificación definitiva. También se ha hecho la petición para que efectuemos la medición -tanto de peso como de longitud- de los Juegos Panamericanos'2011 y en los Juegos Paralímpicos de Londres' 2012», avanzan. En el caso concreto de algunas pruebas para invidentes, el S.M.I.D permitiría modificar la estructura. La cal, por ejemplo, ya no sería necesaria.

No es fácil acceder a los grandes eventos. Seiko y Omega, las marcas que hacen la gestión de resultados, tienen sus compromisos bien atados. M.S.

12.000

euros

Es el precio del más barato. Lo puede usar un solo juez, es sencillo y no requiere desplazar a un equipo especializado para realizar una medición.

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