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alpinismo Chamonix

Nueva aportación catalana al alpinismo de serac

Jordi Serrat y Pau Escalé abren un nuevo serac en el glaciar des Natillons, Aiguille de Blatiere, en Chamonix. La apertura se llevó a cabo el pasado 21 de mayo, tiene 650 metros, y una dificultad de V/6. Se trata del quinto serac, tercero que hace este año, de Pau Escalé.

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Andoni ARABAOLAZA

«Hemos tenido la gran suerte de poder escalar un serac nunca escalado en Chamonix; justo en el glaciar des Natillons, Aiguille de Blatiere». Con estas líneas, Pau Escalé informaba emocionado a GARA de su notable nueva actividad. Y, como cabía eperar, esa última actividad se traducía en la escalada de un serac. Alpinismo en serac, es la nueva terminología que utilizan tanto su material técnico como sicológico.

Como nos ha afirmado en más de una ocasión, no se trata de un nuevo concepto; lo «único» que ha hecho el alpinista catalán ha sido sacarlo del baúl de los recuerdos, desempolvarlo y ponerlo de nuevo en práctica. «En Francia los jóvenes se acuerdan de otras épocas en las que se oía hablar de escalar en seracs; no lo dejemos en el olvido», nos dice Escalé.

En esta ocasión se ha atado la cuerda de la motivación, de la técnica y del gran compromiso al también alpinista catalán Jordi Serrat Jou. Y juntos, como nos adelantaba el propio Escalé, abrían un serac virgen del glaciar des Natillons en Chamonix: «Nunca antes había visto este serac en persona, pero lo tenía marcado en mi libro. Así que, pese a la previsión de la meteo -que era muy mala para el fin de semana-, decidimos probar suerte».

Salieron de Vic el 19 de mayo, justo después de trabajar. Como es costumbre, sólo tenían el fin de semana por delante para poder embolsarse ese serac virgen. Y, pese al esprint que se metieron entre pecho y espalda, consiguieron su objetivo. Una nueva apertura a la que han llamado «Serrat-Escalé» (V/6), de 650 metros de recorrido, de los cuales los primeros 300 metros son de la vía original de la ribera izquierda del glaciar des Natillons. Luego ya pilla su propio camino.

Tras un rápido y corto vivac en Chamonix, los dos protagonistas toman uno de los primeros teleféricos con el objetivo de tener más tiempo para encontrar un cómodo y resguardado vivac, ya que la meteo anunciaba tormentas. «A las cuatro de la tarde llegamos al vivac. Dejamos el material, y seguimos hasta pie de vía para inspeccionar la zona. Una hora más tarde la lluvia, el granizo y el viento nos acompañan hasta cerca de la media noche. El cielo aclara y empieza a helar. Mojados hasta los canzoncillos, nos levantamos a las cuatro de la mañana con la idea de empezar a escalar. Hemos dormido tan poco y tan mal que la cabeza parece que va a explotar. Tras cambiarnos de ropa, dormimos una hora más, y a las siete nos acercamos a la pared», informa Escalé.

Los dos alpinistas catalanes están en pleno fregado tras superar las inclemencias del tiempo que tuvieron que sufrir en pleno vivac. A las 8 de la mañana ya están escalando la primera parte del nuevo itinerario. Ésta transcurre por una línea ya abierta del flanco izquierdo del glaciar des Natillons, y que llegando al serac lo esquiva por la derecha. «En realidad, la información y las fotos previas a la vía hablaban de tres seracs, pero el primero lo encontramos ya desaparecido y convertido en una campa de nieve de 70º», explica el alpinista catalán.

Muy desplomado

Tras el «fiasco» del primer serac, los alpinistas se meten de lleno en el segundo; el que verdaderamente les dio oportunidad de recrearse. Y es que a eso iban: «Pillamos ya el serac, justo ahí nuestra línea cuenta con 300 metros originales. Atacamos el serac directamente por una sección de entrada muy desplomada. Le sigue una sección un poco tumbada, y llegando al muro final vuelve de nuevo a desplomar; máximo 110º de inclinación. Este es el largo clave de la vía al que le hemos cotado de AI6».

La cordada ya había superado lo más duro y comprometido de la vía. Por delante, otras tres tiradas; todas ellas más fáciles que las escalan en ensemble. Luego llegan hasta la campa de nieve superior y, tras recorrer 150 metros más, se desvían a la derecha para retomar la vía de ascenso original, hasta llegar justo debajo de la Aiguille de Blatier, en el comienzo de un canal que sube a la Punta Norte o Punta Chamonix.

En ese punto Serrat y Escalé deciden destrepar todo el itinerario del flanco izquierdo del glaciar: «Bajamos por la variante izquierda que, aunque pasa por debajo del serac y sigue recto hasta el suelo, es mucho más rápido desescalarla. Sería máximo 70º en hielo, pero con solo dos pasos».

Llegan al vivac, recogen todo el material y están en el teleférico justo cuando les pilla otra tormenta: «Resguardados, podemos contemplar la furia de la montaña. En poco tiempo descarga grandes aludes de agua, nieve y piedras por encima del serac y canales. El espectáculo es brutal».

De esta forma acababa la nueva aventura de los catalanes. En el caso de Escalé firmaba con este último su quinto serac, el tercero de este año: «Creo que esto no es ninguna locura. En el futuro alguien lo probará y será como su primera cascada. Después ya no podrán parar. La escalada en serac es una especialidad muy diferenciada. El objetivo es el serac sin más, como «Elephant blanc», una ruta de 250 metros. O el serac de «Chere de Aiguille du Midi»: fueron por arriba, rapelaron 200 metros y abrieron el serac sin más. Y pepino de vía como ésta hay muchas más».

La apuesta de Escalé por los seracs hay que entenderla desde la visión de la aportación.

Nuevo serac

Jordi Serrat y Pau Escalé abren un serac virgen en el glaciar des Natillons, en Chamonix. Le han llamado «Serrat-Escale»: 650 m, V/6.

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